Zapatero reclama cerrar el debate sobre Batasuna que él mismo abrió
La oposición le demanda que «no busque atajos para colocarse la medalla»
José Luis Rodríguez Zapatero llegó ayer al Senado con el objetivo de cerrar la polémica sobre la posible legalización de Batasuna que él mismo abrió hace 13 días, cuando afirmó en la Moncloa que los movimientos de la izquierda aberzale para alejarse de ETA no serán «en balde». Unas palabras que abrieron una espiral de declaraciones y especulaciones que no ha parado de crecer en las últimas dos semanas, con posturas contradictorias por parte de miembros del Ejecutivo y del PSOE, con una clara tensión en el pacto PP-PSE que sostiene al Gobierno vasco, y con todas las alarmas encendidas entre los populares, cuyos líderes comunicaron al Gobierno que si Batasuna participaba en las municipales de 2011 sin que ETA haya dejado las armas el pacto antiterrorista saltará por los aires.
El presidente del Gobierno reclamó ayer a los socialistas y a la oposición el cierre del debate sobre la legalización de Batasuna para no confundir a los ciudadanos y «no crear ninguna expectativa distinta de la que marca la ley» entre la izquierda aberzale. Lo hizo en respuesta a una pregunta de la senadora de Unión del Pueblo Navarro, Mar Caballero, quien le reprochó que con sus palabras de hace dos semanas hubiese hecho «saltar las alarmas» y dado la sensación de «moverse en aguas poco claras» respecto al mundo de ETA, en una actitud «irresponsable».
Zapatero, a cambio de su petición de cierre de la polémica y para clarificar del todo su posición, aseguró a la cámara que no hay cambio alguno en la política antiterrorista orientada a lograr el final de ETA sin concesiones y que el Gobierno cumplirá «a rajatabla» con la ley de Partidos, que sólo da dos opciones para el retorno a la legalidad: «O Batasuna rechaza y condena la violencia de ETA o ETA desaparece». Cumplir con alguna de las dos opciones, dijo, es el único camino que tiene para retornar a las instituciones. «Si Batasuna tiene prisa el Gobierno y los demócratas no la tenemos», advirtió el presidente a la izquierda aberzale antes de añadir que «la única prisa es cumplir con la ley, acabar con la violencia y dar respaldo a la memoria de las víctimas».
Llamamiento a la unidad. El jefe del Ejecutivo reprochó a sus críticos que se quedasen sólo con el no será «en balde» y nadie destacase lo que había dicho inmediatamente antes, que era «lo importante», porque tachó de «insuficientes» los movimientos hechos hasta el momento por la izquierda aberzale para romper con ETA. Ayer, en la misma línea, señaló que «aunque hemos oído cosas a Batasuna que no habíamos oído antes, y que pueden tener consecuencias, no valen» para cambiar su actual exclusión de la vida política e institucional.
Zapatero realizó un «llamamiento general» a que los demócratas «estemos más unidos que nunca» porque entiende que gracias a esa estrategia y al trabajo de policías, tribunales y países amigos se ha alcanzado el momento de «máxima debilidad y aislamiento» de la banda, que ha sido descabezada en cinco ocasiones en tres años. Pidió «altitud de miras» y «perseverancia» en la unidad.
El presidente no pudo ocultar su enojo con la réplica de Caballero quien, además de decirle que «nos suena todo muy mal» y que las prisas pueden conducir al Ejecutivo a «errores del pasado», advirtió a Zapatero de que no trate «ni por asomo» de tapar la crisis económica con el final de ETA, «de buscar atajos para colocarse la medalla de terminar con el terrorismo».
La contestación del jefe del Ejecutivo fue que «jamás» ni él ni el PSOE han buscado réditos políticos con la lucha contra ETA y pidió que «asumamos todos de una vez que el sufrimiento del terrorismo es de todos y la victoria final contra ETA será también de todos, más allá de quien esté en el Gobierno». «Me preocupa que algunos de ustedes digan eso, porque el terrorismo debería estar siempre fuera de la confrontación política», concluyó.
El PP afirmó en los pasillos de la cámara alta, a través de Javier Arenas, que Zapatero «no ha estado muy convincente» al asegurar que el Gobierno no tiene prisa en que Batasuna regrese a las instituciones. Su posición es idéntica a la de los últimos días: Batasuna no puede estar en las urnas salvo que ETA desaparezca. No bastan las rupturas verbales con la banda porque «no nos podemos dejar engañar» y avisó al Ejecutivo de que «en esos anzuelos no se puede picar».