Diario de León

Otegi: «Rechazamos usar la violencia para imponer un proyecto político»

El juez impide a Eguiguren aclarar si el Gobierno conocía la declaración de Anoeta

Eguiguren declara ante el tribunal, observado por Otegi, sentado justo detrás.

Eguiguren declara ante el tribunal, observado por Otegi, sentado justo detrás.

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melchor sáiz-pardo | madrid
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«Quiero volver a decir con carácter absolutamente nítido, prístino y claro que hemos hecho una apuesta por vías pacíficas y democráticas, que nosotros rechazamos el uso de la violencia para imponer un proyecto político y que nosotros abogamos por un proceso de soluciones democráticas concluyente». Fue en su turno de última palabra y en un discurso atropellado, pero Arnaldo Otegi logró lanzar el mensaje político que llevaba dos días intentando colar en el juicio por enaltecimiento del terrorismo que ayer concluyó en la Audiencia Nacional.

El presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, permitió al líder de Batasuna salirse por unos segundos de los argumentos jurídicas y Otegi no desaprovechó la oportunidad. El acusado aseguró que las «cuestiones de índole política», como fue la presentación de su propuesta de Anoeta del 2004 que le ha valido sentarse en el banquillo, «no se resuelven en los tribunales penales, sino que se resuelven en foros democráticos y políticos».

Otegi, para entonces amonestado por el magistrado, lamentó que «algunos sectores», entre los que citó a la Fiscalía y a las acusaciones populares, estén empeñados en verle en la Audiencia Nacional y en convertir «por arte de birlibirloque» los «actos políticos» como el del velódromo donostiarra en «actos de enaltecimiento del terrorismo».

Y todavía tuvo tiempo para denunciar que «años de confrontación y conflicto» han «edificado una especie de muro que impone una sordina sobre las cosas que decimos». Una sordina, que en su opinión, se sigue imponiendo «en esta circunstancia política concreta», en clara referencia a la última propuesta de paz de la izquierda aberzale, tras el alto el fuego de ETA del pasado septiembre. Los otros dos procesados por el mitin de Anoeta -”Joseba Permach y Joseba Álvarez-” hicieron suyas las palabras del líder de Batasuna.

El alegato final de Otegi fue, con mucho, lo más destacado de la segunda y última jornada del juicio, en la que la Fiscalía reiteró su petición de 18 meses de cárcel para los tres acusados y la defensa su libre absolución. El que debía haber sido el momento culmen del día, el esperado interrogatorio de Jesús Eguiguren, quedó en casi nada. Apenas diez preguntas, apenas diez minutos y casi ninguna respuesta. Eguiguren no tuvo oportunidad de explicar sus contactos con Otegi, previos a lanzar la propuesta de paz de Anoeta. El juez, esta vez sí, cortó de raíz, hasta seis veces, los intentos de la abogada de Otegi de arrancar al líder del PSE una declaración que sirviera de aval a la ilegalizada Batasuna o que tuviera un mínimo contenido político.

El tribunal sólo dejó a Eguiguren explicar que él, «como media España», sabía que en el velódromo de Anoeta el 14 de noviembre del 2004 la izquierda aberzale iba a presentar una propuesta política relevante. «No era ningún secreto, porque (los organizadores) informaron a periodistas, a políticos y porque divulgaron la información», señaló. Eso sí, precisó que lo que desconocía era el contenido exacto de lo que Otegi iba a anunciar en el acto.

Y poco más pudo decir Eguiguren: que conocía a Otegi, aunque no era amigo íntimo, ya que coincidió con él en el Parlamento Vasco; que a veces mantenía encuentros con el líder de Batasuna y otros miembros de la izquierda aberzale; y que él se define como un «vasco que ama a su tierra por encima de todo».

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