el problema de la despoblación | El mundo rural que agoniza
El 57% de los municipios leoneses tienen muy difícil mantener su hábitat humano
Un estudio de la Diputación sitúa a 121 ayuntamientos en «extrema ruralidad» por su exigua población
El 57% de los municipios de la provincia viven en situación de extrema ruralidad al tener una densidad de población inferior o igual a veinte habitantes por kilómetro cuadrado. Según la tipificación que hacen los servicios técnicos de la Diputación Provincial de León estos ayuntamientos son «zonas despobladas con problemas para el mantenimiento del hábitat humano».
Tan escasa densidad de población corresponde a 99 municipios en grado 1, con una densidad inferior a diez habitantes por kilómetro cuadrado y otros 42 tipificados de ruralidad extrema de segundo grado, cuya densidad oscila entre diez y veinte habitantes por kilómetro cuadrado. La clasificación, realizada de acuerdo a los parámetros establecidos por la normativa de la Unión Europea, coloca a otros 37 ayuntamientos leoneses en situación de riesgo de despoblación.
En definitiva, el estudio realizado por Ecit (Empresa, Conocimiento e Innovación Tecnológica) de la Diputación Provincial arroja que el 84,3% de los municipios de la provincia leonesa tienen problemas de despoblación.
Se salvan las áreas de León y su alfoz, Ponferrada y la hoya berciana, Astorga, La Bañeza, los municipios de regadío del entorno del Órbigo y del Bajo Esla, La Robla y el entorno minero de La Pola y Matallana, Villablino, Sahagún, Valderas y Gordoncillo. Son los municipios cuya ruralidad responde a los patrones medios del país o no tienen ningún riesgo como es evidente en las zonas urbanas.
Los riesgos de despoblación no son meramente geográficos. Con excepción de las dos grandes ciudades, León y Ponferrada, y las cabeceras de comarca, las zonas rurales con mejor situación demográfica coinciden con áreas económicas más o menos prósperas en actividades primarias como la agricultura y la extracción de carbón y pizarra.
Pese al declive que estas actividades han experimentado en los últimos años son todavía el anclaje de la población en su territorio. El sur de León, en el eje de los regadíos del Bajo Esla, «es uno de los casos más llamativos de cómo la transformación económica de una comarca incide en su comportamiento demográfico», señala José Antonio Álvarez Canal, jefe del Ecit. Sin regadíos sería pasto de la desertización. En pueblos como Fresno de la Vega falta la mano de obra para recoger los pimientos y las labores agrícolas durante la cosecha veraniega. Igual impacto sobre la población tuvo la transformación en regadíos del Páramo regable.
En lado opuesto, la desertificación marca el rumbo de municipios del oeste de la provincia (Candín, Oencia, Barjas, Trabadelo), una gran franja oriental, que desciende desde Picos de Europa hasta Campazas y se ensancha hasta La Vecilla; otro gran territorio en el suroeste que comprende desde La Maragatería hasta Cabrera; La Cepeda, toda Omaña, Alto Sil y el norte de la montaña central. «En invierno no nos atrevemos a salir de casa después de las once de la mañana, cuando pasa el panadero, por si pasa algo y no nos encuentra nadie», comentaba un vecino de Tierra de Campos. « Vien de vacaciones, en invierno nieva mucho», apunta una vecina del pueblo de Parajís, en el municipio de Balboa, del Bierzo Oeste.
La masculinización rural, el envejecimiento y el retroceso vegetativo son los efectos de la diáspora de los años 50, 60 y 70 que se han hecho «muy visibles» en el siglo XXI, como señala el informe sobre la población de la Fundación Perspectivas de Castilla y León, elaborado por el profesor de la Universidad de Salamanca José Manuel del Barrio Aliste.
Este informe recoge un análisis específico sobre el crecimiento de la población en los municipios de 2.000 y menos habitantes que sitúa a León como la provincia con el saldo más negativo de la comunidad al arrojar un descenso demográfico del 12,5% entre el año 2000 y el 2009 en estos municipios, que son mayoría en el mapa leonés de 211 municipios.
En el contexto nacional, sólo las provincias de Lugo, Las Palmas y Orense se sitúan por detrás de León en su evolución demográfica durante el decenio. Dentro de Castilla y León, las provincias de Palencia, Ávila, Zamora, Soria y Salamanca también han experimentado un crecimiento negativo en estos municipios, mientras Burgos, Valladolid y Segovia observan un saldo positivo en estos ayuntamientos con dos mil o menos habitantes del orden del 1,1%, el 11,9% y el 15,2% respectivamente.
Los municipios de Segovia con dos mil y menos habitantes han tenido una situación demográfica muy favorable en esta última década al ocupar el puesto décimocuarto en el crecimiento entre las 50 provincias españolas.
Para el presidente de la Fundación Perspectivas del Pscyl, Francisco Ramos, el informe pone de relieve que «estamos en una comunidad de tres velocidades: Valladolid, Burgos y Segovia; Ávila, León, Palencia, Salamanca y Soria; y Zamora, pero del pelotón del centro hay dos provincias que son Palencia y León que, como Zamora, han perdido población en lo que va de siglo».
En conjunto, la comunidad de Castilla y León ha observado un incremento de su población en la primera década del siglo XXI, pero puede ser algo pasajero tal y como advierte este informe demográfico que la fundación socialista revisa cada año.
«Estamos ante un cambio de ciclo demográfico. Desde el año 2000 el conjunto de la comunidad ha ganado población, auque mucho menos que España, por lo que hemos ido perdiendo peso en la media nacional. A partir de ahora todas las proyecciones indican que vamos a perder población como comunidad, excepto Valladolid y, probablemente Ávila, por efecto de la influencia de Madrid», aclara Ramos.
El saldo vegetativo negativo -"más defunciones que nacimientos-" y la pérdida neta de población por la emigración van a ser los causantes de esta nueva tendencia demográfica en la comunidad. Un hecho que destaca este informe demográfico es que únicamente los municipios rurales de seis provincias españolas registraron más nacimientos que defunciones y de las quince con un retroceso vegetativo más abultado, seis pertenecen a Castilla y León: Burgos, Salamanca, Palencia, Ávila, Soria, León y Zamora.