Los loteros confían en que en diciembre repunten las ventas de lotería de Navidad

La crisis afecta hasta a la Lotería de Navidad. A pesar de llegar entre turrones y polvorones, el gordo más tradicional adelgaza cada año. De hecho, en León lleva tres años perdiendo kilos. De los 42 que lucía en el 2007 bajó a los 38 del año siguiente y a los 37 del pasado 2009. Una dieta forzosa impuesta por los consumidores, que se agarran al dicho: «más vale pájaro en mano que ciento volando».

El Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (Onlae) consignó para la provincia 44,317,400 euros repartidos en 221.587,0 billetes. El Onlae estima que cada habitante gastará 88,6 euros en buscar la suerte el próximo 22 de diciembre. Sin embargo, los loteros y los profesionales del sector no son tan positivos. El delegado del Onlae en León, Francisco León Sánchez, asegura que le parece «demasiado optimista» que se produzca el incremento del 2% en las ventas que vaticinan desde Madrid.

Habrá que esperar hasta el día antes del sorteo para saber con exactitud si sigue la dieta del gordo más deseado. De momento, lo que pierde en unas zonas (de la provincia) lo gana en otras.

En la capital la tendencia general es a la baja. La mayoría de los loteros esperan que en diciembre, con las prisas y el cobro de la paga extraordinaria, aumente las ventas. Javier, de la administración número doce de San Mamés, dice que cree que «se va a vender menos, entre un uno y un cinco por ciento, pero esto tampoco quiere decir nada, hasta el final no lo podemos saber». Ángel, de la administración Los Gemelos de Alcalde Miguel Castaño, afirma que «de momento la venta va un poco más lenta, el año pasado ya bajó y este también bajará». En términos similares contesta Francisco, de la expendeduría de tabaco número 25 de la calle Cartagena: «se vende menos, entre un ocho y un diez por ciento, pero hay que esperar a diciembre, la gente no resiste la gula y cuando cobran la extraordinaria de diciembre compran más».

Para otros, la venta no va tan mal en este año y se mantienen como el pasado. Es el caso de Jacinto, del punto mixto de la calle Demetrio Monteserín, que dice no vender «ni más ni menos, he cogido lo mismo que el año pasado y va casi al mismo ritmo».

En el resto de la provincia, los leoneses tampoco apuestan con fuerza a que salga el suyo, pero lo intentan un poco más que en la capital. Ana María, lotera de La Bañeza, dice que «va más lento, aunque el medio rural se va manteniendo». Julio Carlos, de Astorga, asegura que sigue «como otros años, a lo mejor se ha incrementado un poco». Nuria, de Valencia de Don Juan (el Sort de Castilla y León), dice que «va bien, pero la gente lo deja más para el final, empiezan a comprar ahora».

El caso de Boñar, Pola de Gordón y Villaseca de Laciana es significativo. Acuciados doblemente por la crisis global y la del carbón, los vecinos de estas zonas han incrementado la compra de lotería.

Carlos Manso, de la administración de León donde cayó el gordo hace dos años, dice que «vender se vende, nosotros más que otros años». Encarna, lotera de La Pola de Gordón, asegura que la venta va mejor que el año pasado, no he perdido muchos clientes y los que hemos perdido los cogimos por otro lado». Carlos, que se ha estrenado como receptor este año en Villaseca de Lacina, asegura que la venta va «según lo que habíamos previsto».

Tradición, esperanza, ilusión o deseos se mezclan en la receta del sorteo que cada navidad hace soñar a miles de leoneses. Distribución, ventas, negocio o ingresos son los otros ingredientes del pastel. Coincide con las dos caras de la Navidad, los dos filos de la navaja, afilada por la crisis. Una navaja con cachas de madera de boj.