El Páramo se resiste a perder esta tradición tan leonesa

El Páramo sigue manteniendo la tradición de las matanzas caseras. Bien es verdad que igual han descendido en número, pero es porque también ha disminuido la población en el medio rural y la que queda está muy envejecida, con lo que meterse en la faena que supone criar el cerdo durante todo el año, matarlo, destrazarlo y elaborar el embutido ya resulta casi imposible. Pero quien aún puede lo hace. En los últimos años hay quienes ya han renunciado a criar al animal en casa, pero lo compran ya cebado para la matanza y hacen el embutido a su gusto. Las matanzas siempre han sido un día de fiesta en la zona, en la casa que toca. Se reúnen la familia y los vecinos. Se ayudan y degustan los primeros manjares del cochino en compañía. Sin ir más lejos, el próximo puente de la Constitución y de la Inmaculada será una fecha que aprovechen muchas familias para dar buena cuenta del marrano. Los hijos que viven en la capital se acercarán estos días al pueblo para echar una mano. Después serán ellos los que se lleven, en su mayor parte, los chorizos, salchichones y lomos.