Diario de León

La dirección del PP intenta cerrar filas con Rajoy tras el órdago de Cascos

El número dos de Aguirre cree que su marcha del partido es «mala para España»

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a. montilla/a. fabián | madrid
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Huir de la confrontación con Francisco Álvarez Casco. Esa es la orden que ha cursado Mariano Rajoy que, como en casos similares, aguantará el chaparrón y dejará que las aguas vuelvan a su cauce. El líder del PP, de vacaciones hasta la semana que viene, quiere solventar la crisis asturiana a su manera. Una hipotética derrota del PP con Isabel Pérez Espinosa como cabeza de lista en Asturias -comunidad en la que los populares no gobiernan desde 1999- sería un mal menor si el partido confirma la victoria que auguran las encuestan en el resto de feudos socialistas. En cualquier caso, la cúpula popular no tolerará que se confunda la cortesía verbal hacía una figura relevante del pasado del PP con debilidad del líder y su equipo y, sobre todo, quiere sellar cualquier fisura que aliente a más cargos populares en Asturias a alistarse en la nueva aventura del ex vicepresidente primero. Javier Arenas -"el único superviviente, junto a Rajoy, de la dirección nacional a la que perteneció Cascos-" tocó a rebato ante las acusaciones que el antiguo número dos de Aznar vertió contra Rajoy, sobre todo en lo referente a que había antepuesto sus intereses personales a los de Asturias.

«Si en 30 años hay un ejemplo claro de servicio al interés general renunciando a los intereses personales, ese ejemplo es Rajoy», respondió ayer Arenas desde Huelva. El presidente de los populares andaluces y vicesecretario general de Política Autonómica es el dirigente de mayor rango del PP que está «de guardia» en este último turno de las vacaciones navideñas. Su misión, por lo tanto, es marcar la hoja de ruta para que el resto de cuadros medios del PP sepa a qué atenerse: «Vamos a ganar las elecciones en Asturias», destacó para regocijo de los detractores de Casos. Pero Arenas quiso nivelar la balanza y «lamentó» la decisión adoptada por su ex compañero.

No todo el partido camina por la senda oficialista. Ignacio González, el brazo derecho de Esperanza Aguirre -"que apoyó en público la candidatura de Cascos-" aseguró ayer que el portazo de Cascos es una noticia «mala para Asturias y para España» y «no debería haberse producido nunca». Por si quedara duda de su postura, añadió que Cascos «es sin duda uno de los grandes referentes del Partido Popular», ya que «ha dedicado 34 años de su vida a construir el principal partido de este país».

La líder del PP de Cataluña también echó un cuarto a espadas a favor de Cascos. Alicia Sánchez-Camacho sostuvo que sería razonable que la dirección nacional del partido analice las quejas desatendidas que esgrimió al justificar su renuncia.

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