Diario de León

Zapatero repartió los papeles en la respuesta al comunicado de ETA

Patxi López augura que la banda nunca escribirá un comunicado de disolución

La izquierda aberzale compareció ayer en rueda de prensa en Bilbao para explicar su postura.

La izquierda aberzale compareció ayer en rueda de prensa en Bilbao para explicar su postura.

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r. gorriarán | madrid
León

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El Gobierno tiene muy medidos de antemano cada uno de los pasos que dará para gestionar, al menos de aquí a los comicios de mayo, el escenario abierto tras el último comunicado de ETA. Lo delicado de la situación llevó hace ya tiempo a José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba a diseñar una hoja de ruta con cada uno de los movimientos; incluida la primera respuesta al texto de la organización criminal. Fue, de hecho, el propio jefe del Ejecutivo quien, según fuentes de la dirección del PSOE, escribió «de su puño y letra» la optimista declaración que el secretario de Organización y portavoz del partido, Marcelino Iglesias, leería después. El tono empleado por Iglesias sorprendió por su contraste con el que utilizó apenas una hora más tarde el ministro del Interior. No sólo calificó la noticia del comunicado de «importante», también aseguró que la nueva situación es «fruto del trabajo y la estrategia del Gobierno y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, y de la colaboración internacional» y añadió que ahora es de esperar que «todo el mundo, los partidos políticos y el conjunto de la sociedad, sepamos estar a la altura de las circunstancias».

Nada que ver con el escepticismo mostrado por el número dos del Ejecutivo, que simplemente admitió sentirse «más tranquilo» por el hecho de que la organización terrorista decretara un alto el fuego general, pero adjudicó a la banda en un comportamiento aún inaceptable.

Las citadas fuentes -"presentes en la reunión de la ejecutiva del lunes, en la que Zapatero hizo su primer análisis del comunicado-" señalan que quizá Iglesias puso demasiado énfasis en una parte del discurso, pero afirman que no actuó por libre sino al dictado expreso de su jefe de filas. Cuando ETA dio a conocer el comunicado a medio día del lunes, la dirección de la formación se hallaba reunida en la sede de la calle Ferraz aunque sin Rubalcaba, que esperaba la noticia en su Ministerio y ya tenía una idea bastante clara de lo que diría.

El Ejecutivo ya tenía el texto. La tenía porque, conforme a este relato, conocía de antemano el contenido del texto que en realidad el Gobierno esperaba para el 8 de enero, la fecha que efectivamente aparecía en la declaración, y ya había pergeñado una contestación que, probablemente, se habría producido en el acto de partido que Rubalcaba protagonizó el domingo en Gijón. También estaba hablada previamente la respuesta, aseguran las mismas fuentes, del lendakari, Patxi López. Una estrategia que fue ratificada en la reunión que mantuvieron este miércoles en la Moncloa Zapatero y el jefe del Ejecutivo vasco.

Apenas 24 horas después de esa cita, López dijo en TVE que sólo «un iluso» puede esperar que ETA lance un comunicado en el que anuncie «el punto y final» a la violencia. El lendakari se mostró convencido de que la organización terrorista nunca va a reconocer por escrito «el error y el fracaso» de sus 50 años de existencia porque sería lo mismo que renegar de su historia. La desaparición será parte de un proceso, que los expertos apuntan que será largo y difícil, en el que el comunicado del lunes ha sido un paso más.

Para el líder de los socialistas vascos, es una evidencia que ETA ya ha interiorizado que «su final es inevitable» porque ha llegado al convencimiento de que con la violencia «no va a conseguir nunca nada». En esta tarea de convicción, admitió López, ha sido determinante «la presión social» que ha ejercido la izquierda abertzale con su apuesta por las vías democráticas tras la fallida tregua de 2006. Un hecho, subrayó, que «no es poco importante» porque es «la primera vez» que Batasuna marca el paso a la organización terrorista, cuando siempre había sido al revés.

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