Rajoy promete que los más débiles no pagarán los «sacrificios» de la crisis
El líder del PP asegura que España tiene «sed de urnas» para abrir una nueva etapa
Al Partido Popular ya le han sanado todas las heridas abiertas en el Congreso de Valencia del 2008. Mariano Rajoy inauguró ayer en Sevilla el que ha bautizado como «un nuevo tiempo político» con una especie de epitafio sobre los malos momentos vividos por su formación tras la última derrota en las generales:
La Convención Nacional de los populares se convirtió en una exhibición de músculo, unidad y euforia contenida tras los excelentes resultados que los sondeos otorgan a esta formación. Rajoy dejó claro en su discurso que el PP dejará los debates ideológicos en un segundo plano para centrar el discurso en su capacidad de gestionar situaciones delicadas. «¿Fue un sueño aquella España desesperanzada que heredamos en 1996 fuera capaz de alcanzar poco después el mayor grado de prosperidad que había conocido nunca?», se preguntó.
El jefe del principal partido de la oposición apenas habló del Gobierno, porque lo considera una «pérdida de tiempo». Está convencido de que a los españoles no les interesa ya oír los reproches que pueda hacer el PP a este Gobierno, sino que quieren conocer los planes de los populares para sacar al país de la crisis. Es más, Rajoy aseveró que a los ciudadanos ya sólo le importa una cosa de José Luis Rodríguez Zapatero: saber cuándo anuncia la fecha de las elecciones generales. Y es que, a su juicio, en España existe «sed de urnas» porque la mayoría quiere abrir «una nueva etapa» que ponga fin «a las palabras floridas, a los anuncios que no se cumplen y al retraso interminable de las soluciones».
El PP quiere capitanear esa nueva etapa reconstruyendo «la confianza de los españoles» mediante la ejecución de un proyecto «de recuperación nacional».
Rajoy advirtió de que nunca ofrecerá «la ilusión de que las cosas se arreglan solas» y por primera vez anunció que habrá que hacer importantes sacrificios, «pero no como los de ahora -"en alusión a las últimas decisiones de Zapatero-", que estamos pagando un precio altísimo a cambio de nada». Rajoy, que no detalló cuáles serían esos esfuerzos, sí se comprometió a que no serán padecimientos inútiles y a que tampoco «serán los más débiles quienes más lo soporten».