Diario de León

EL CRIMEN DE LA JOYERA | REACCIONES TRAS LA APARICIÓN DEL CADÁVER

«Pintaba mal desde el primer día»

Los familiares y las personas más cercanas al entorno del Marta Villayandre aseguran que se temían lo peor casi desde el momento de la desaparición

El padre de Marta Villayandre, al día siguiente de denunciar su desaparición.

El padre de Marta Villayandre, al día siguiente de denunciar su desaparición.

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a. gaitero / m. a. zamora | león
León

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Ayer se cumplían trece días de la desaparición de Marta Villayandre Bayón. Su entorno familiar y de amistades esperaba el desenlace de un momento a otro. Pero, no por esperado, el golpe fue menos duro.

«Desde el primer día tuvimos un mal presentimiento. Pintaba muy mal. Porque no era normal que Marta no fuera a buscar a su hija y por el valor las joyas», confesaba ayer una madre del Colegio Leonés que conoce a Marta desde hace cinco años.

«Hemos vivido los últimos días con un estupor gordísimo», señala la mujer. Marta debía recoger a su hija a las 17.10 horas de la tarde del martes 18 de enero en el Colegio Leonés de San Isidoro. Pero ese día faltó a esta importante cita y tampoco acudió puntualmente, como solía hacer, al taller donde debía recoger una pieza que había dejado para reparar.

El miércoles 19 por la mañana había quedado a tomar café con la madre de una compañera de su hija y, obviamente, tampoco acudió. A esas horas, cuando su amiga pensaba que la había «dejado plantada», Marta ya estaba muerta.

Marta Villayandre estaba muy unida al grupo de madres y padres del entorno escolar de su hija Paula, de ocho años. «Organizamos en común los cumpleaños por trimestres, nuestras hijas e hijos van juntos a la catequesis y teníamos una relación muy cordial porque Marta era una persona positiva y con la que podías contar».

Además, algunas madres también conocían la profesión de Marta Villayandre y le habían hecho compras en alguna ocasión.

El grupo ha estado en contacto durante estos angustiosos días, pero en ningún momento han querido hacer elucubraciones sobre si la vendedora de joyas tomó o no las precauciones debidas. «Según era Marta de buena gente lo que le ha ocurrido a ella nos podía haber pasado a cualquiera», señala. Todo su entorno está pendiente de ir a ver a la familia y transmitirle su pésame por la muerte de Marta Villayandre.

A otros conocidos les extraña que Marta pudiera caer en una trampa o ser engañada. «Conocía su oficio», señaló un amigo que había hablado con Marta Villayandre recientemente. «Era una mujer simpática, abierta y volcada en su hija. Siempre tenía una sonrisa», apostilla.

Ahora, toda la preocupación se centra en la niña que durante los últimos días ha vivido apartada del colegio. La familia de Marta Villayandre estaba organizando ayer el retorno al aula de la menor.

La consternación por el homicidio de Marta Villayandre es general en León. Ayer no se hablaba de otra cosa. «Se la ve como una persona tan cercana que es imposible no tener encogido el corazón», señalaba otra allegada.

Desde el gremio de los joyeros, que preside Jesús Prieto Olite, también se han dado muestras de condolencia y solidaridad con la fallecida que llevaba casi veinte años dedicada a la venta de joyas a domicilio, un oficio que aprendió junto a su padre, Francisco Villayandre.

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