Diario de León

DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER | PENSAR EN POSITIVO

«Es como una libertad condicional»

Mariluz Prieto Ordás l 52 años l Dependienta en un negocio familiar l Sobrevive a un cáncer de mama l Filosofía: «No pasa nada; y si pasa, se le saluda» l Consejo: «Uso terapéutico de la marihuan

Mariluz superó un cáncer diagnosticado hace casi cinco años y ahora se come la vida al microsegundo.

Mariluz superó un cáncer diagnosticado hace casi cinco años y ahora se come la vida al microsegundo.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Fue la primera en aceptar su participación en la serie Vidas después del cáncer que inicia hoy este periódico, a través de la cual se pretende dar voz a una selección de hombres y mujeres que han superado el cáncer y quieren contarlo sin complejos ni tabúes, algo todavía inusual entre esta nueva minoría ciudadana. «No es lo peor que me ha pasado en la vida». Así se presenta Mariluz Prieto Ordás, encargada y dependienta en un negocio familiar. «Lo peor es ver a tu hija rota de dolor y no poder hacer nada», matiza para que quede claro lo que es verdaderamente importante en su vida.

Tenía 48 años cuando se notó un bulto en un pecho. «La primera reacción fue de pánico, pero me callé la boca». Tardó tiempo hasta que decidió ir al médico, pero cuando lo hizo se puso en marcha y realizó el preoperatorio en solitario. El especialista recomendó operar de inmediato. «Los resultados me dieron cáncer y todo lo fuerte que crees que eres se te cae en un momento», relata en un descanso del trabajo, para después añadir: «Tienes un miedo enorme porque cáncer se asocia a muerte, pero ahora sé que no tiene por qué ser así. Como digo yo, es como una libertad condicional, pero libertad al fin y al cabo».

Mariluz se agarró a la vida. Pero fue una lucha diaria. «Es de una dureza tremenda. Te devasta. No eres tú». La operación y los tratamientos la dejaron agotada durante meses, muy tocada emocionalmente. Pero un día habló con alguien que había pasado por lo mismo. Y todo cambió. «Lo primero que sentí fue miedo, lo segundo fue rebeldía y, a partir de aquella conversación, me entró una sensación de paz que me hizo tirar hacia adelante». Con el coraje de quien ha reinventado su vida, Mariluz responde con espontaneidad la pregunta que tantos diagnosticados oncológicos se hacen: ¿Por qué a mí? «Y por qué no, digo yo».

Hoy tiene 52 años y da por superado el cáncer. En el proceso le ayudó «pensar en los buenos momentos de la vida» y el aceite de marihuana, de la que es firme defensora. «Dos amigas me ayudaron a cocinar aquello que sabía fatal, pero que me alivió todos los síntomas de la quimio . Nos sentíamos como delincuentes», bromea.

Empezó a trabajar por voluntad propia en el negocio familiar, algo que ella misma entiende como un privilegio si se compara con otros supervivientes de cáncer. «Quise pasar rápidamente al proceso de tener una vida normal, pero no podía porque estaba agotada y triste». Quiere subrayar que ocho de cada diez mujeres se curan del mismo cáncer que ella sufrió y anima a abandonar el victimismo cuando aparece el diagnóstico. «Yo no estoy reconstruida», advierte con sincera premura. No quiere pasar por al menos tres operaciones para recuperar el pecho que perdió durante la intervención. Ahora es voluntaria y ayuda a otras mujeres a superar esos primeros momentos tras el diagnóstico. Y disfruta su vida. «Mañana todo se puede escapar».

tracking