Diario de León

La izquierda aberzale rechaza la violencia de ETA en su nuevo partido

Exige recuperar la legalidad y se compromete al reconocimiento de todas las víctimas

Los dirigentes de la izquierda aberzale Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, antes de la presentación.

Los dirigentes de la izquierda aberzale Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, antes de la presentación.

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antonio santos | bilbao
León

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Con contundencia. La izquierda aberzale dio ayer un paso histórico. Por primera vez desde la configuración de HB en 1978, la coalición ahora ilegalizada se desmarcó con claridad de la actividad violenta.

Hasta en una decena de ocasiones el 'exmahaikide' de Batasuna Rufi Etxeberria y el abogado Iñigo Iruin utilizaron diferentes expresiones para «rechazar» la violencia, «incluida la de ETA», y «toda actividad terrorista». Ambos dirigentes radicales, que presentaron las bases ideológicas de su nuevo partido, extendieron su desapego a las «amenazas» y «coacciones», mostraron su voluntad de superar las «consecuencias» del terrorismo, aseguraron que no aceptarán «tutelas externas» que les convierta en «una organización vicarial de quienes practiquen la violencia» y subrayaron su deseo de «reconocimiento y reparación de todas las víctimas originadas por las múltiples violencias».

Nunca antes la antigua Batasuna había evidenciado de manera tan explícita su necesidad de romper con la banda para reincorporarse al juego democrático. «El nuevo partido -subrayó Iruin- desarrollará su actividad desde el rechazo de la violencia como instrumento de acción política o método para el logro de objetivos políticos, cualquiera que sea su origen y naturaleza; rechazo que, abiertamente y sin ambages, incluye a la organización ETA, en cuanto sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales de las personas».

El desmarque escenificado en el Palacio Euskalduna de Bilbao ante más de 300 personas entre políticos, periodistas y representantes de la vida pública de Euskadi, fue recibido por el resto de partidos e instituciones con un aplauso generalizado.

Unos y otros. Aunque con sensibles diferencias. Mientras Gobierno central y vasco reconocían el «paso dado en la buena dirección» aunque exigían «hechos» que avalen la declaración realizada por Etxeberria e Iruin, el PP llamaba a no caer en «la trampa» de Batasuna. Las fuerzas nacionalistas, por su parte, acogieron con regocijo un pronunciamiento por el que, entienden, la nueva marca de la izquierda abertzale deberá ser admitida en el Registro de Partidos y concurrir a las próximas elecciones municipales y forales del 22 de mayo. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya certificó que llevará a los tribunales la nueva formación.

Jueces del Supremo consultados por este periódico coincidieron en advertir que no basta con que Batasuna presente unos estatutos «limpios», sino una «condena más rotunda» de la actividad armada y eliminar cualquier «vínculo» con la banda y organizaciones satélites. Pronostican, no obstante, un «debate de altura» en la Sala del 61 del Supremo, encargada de aplicar la Ley de Partidos, y en el Constitucional.

El medido acto político que desarrolló ayer la izquierda abertzale no estuvo exento, en todo caso, de matices por parte de los dos intervinientes. El discurso de Rufi Etxeberria, que se encargó de analizar el contexto político y explicar los motivos que han llevado a Batasuna a aceptar «los requisitos» que impone el ordenamiento jurídico español, resultó mucho menos elocuente que el alarde de fórmulas para rehuir de la violencia que desplegó Iñigo Iruin, que destripó los estatutos que el miércoles presentarán en el registro del Ministerio del Interior -"hoy un grupo de ciudadanos hará público, también en Bilbao, el nombre y el logotipo-".

Etxeberria, en una intervención que repitió en euskera y castellano, aludió una única vez a ETA en un discurso que apenas ocupaba tres folios.

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