Diario de León

Rubalcaba proclama en el Congreso que la tregua de ETA es «la definitiva»

El PP augura que el chivatazo del Faisán es ya la «tumba política» del vicepresidente

El vicepresidente Pérez Rubalcaba se dirige en el Congreso hacia el salón de plenos.

El vicepresidente Pérez Rubalcaba se dirige en el Congreso hacia el salón de plenos.

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alfonso torices | madrid
León

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El ministro del Interior aseguró ayer ante el pleno del Congreso que cree que la actual tregua de ETA es «la definitiva». Es la primera vez que el máximo responsable de la lucha antiterrorista muestra en público su convencimiento de que el «alto el fuego permanente y de carácter general» que la banda anunció el pasado 10 de enero es el preámbulo que conducirá al abandono definitivo de la violencia tras más de 40 años de asesinatos.

La afirmación fue recibida con sorpresa por la mayor parte del hemiciclo ya que las declaraciones del Ejecutivo hasta el momento se habían caracterizado por la prudencia e incluso habían defendido la tesis de que no existe indicio alguno de que ETA, pese a la declaración de tregua, tuviese la intención de abandonar las armas. Los pies de plomo se justificaban hasta ahora por la «insuficiencia» del comunicado del 10 de enero, en el que los terroristas no decían que el alto el fuego fuese unilateral -no sujeto a condiciones- y mucho menos que se planteasen su desaparición. El convencimiento de que España está ante la etapa final de ETA lo expreso el vicepresidente primero como parte del argumento con el que quiso desmentir la principal tesis del PP sobre el chivatazo en el bar Faisán. Los populares sostienen que Rubalcaba ordenó el 4 de mayo del 2006 el soplo de que la policía iba a emprender una operación contra el aparato de extorsión de la banda como gesto para impulsar el diálogo abierto con la tregua declarada en marzo de aquel año.

El ministro del Interior no sólo negó en el Congreso que el Gobierno hiciese una sola concesión en el llamado 'proceso de paz' sino que dijo que, de hecho, hoy «estamos ganando» porque no cometió los mismos errores que el Ejecutivo del PP en el alto el fuego anterior. «No creímos a ETA durante la tregua, porque impedimos que pasara lo que ocurrió en 1998», subrayó. Rubalcaba indicó que la tregua que gestionó el PP fue una trampa en la que ETA se rearmó e introdujo en España cinco comandos que, a partir del 2000, mataron a más de 40 personas. Su «obsesión» en el 2006, añadió, fue que eso «no volviera a pasar», por lo que dio la orden a Policía y Guardia Civil de «trabajar más, impedir que se rearmen, impedir que entren».

Pero en el PP no dieron credibilidad a una sola de las palabras de Rubalcaba. Opinan que no son más que evasivas para ocultar la verdad y el reflejo del «miedo» de saber que la Audiencia Nacional lo tiene acorralado con la investigación del chivatazo a ETA. La evidencia de que «el caso Faisán es ya su tumba política», espetó Gil Lázaro como conclusión a su interrogatorio semanal.

Este parlamentario, el martillo pilón que ya ha preguntado casi 40 veces al vicepresidente por el Faisán en las sesiones de control de los miércoles, acusó al ministro de «enfrentar a policías contra policías» en los juzgados para cegar la investigación y tratar de esquivar las responsabilidades políticas, y quizás penales, que le corresponden a él y a otros miembros de la cúpula del Miniosterio del Interior, por ser quienes de verdad ordenaron el soplo.

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