Diario de León

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«Antes salía y no me divertía; bebido, acababa dormido o molestando»

Julio Esquinas, en la sede de Beda en Ponferrada.

Julio Esquinas, en la sede de Beda en Ponferrada.

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Julio Esquinas decidió cambiar el rumbo de su vida hace 16 años. Lo hizo por su cuenta porque, para entonces, «ya nadie confiaba en mí». «Mi vida estaba perdida, estaba en la calle deshauciado y llegué a la asociación cuando estaba en Cacabelos», que es donde nace Beda, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados del Bierzo. «Me hablaron en Cáritas y allí me presenté», recuerda.

Dorito, Heliodoro Ordás, fundador de Beda, «fue el primero que me atendió». El balance que hace de su vida desde entonces no puede ser más positivo: «Ha mejorado mi vida el cien por cien. Recuperé a mi familia, que después empezaron a acompañarme a las terapias, y también fui reamitido en el trabajo».

Cuando recibió el alta terapéutica decidió quedarse de voluntario en la asociación y desde hace ocho años es el presidente. Beda, centro específico de tratamiento ambulatorio para abuso y dependencia de alcohol, tiene lista de espera para iniciar el tratamiento de rehabilitación.

Julio Esquinas sabe muy bien que con el alcohol, cuando se es dependiente, no hay diversión. «Antes salía y no me divertía. Andaba bebido, acababa dormido o molestando a todo el mundo». Se empezó a dar cuenta del problema cuando en la familia dejaron de invitarle a acudir a eventos y celebraciones.

Ahora, sin alcohol, no se pierde un acontecimiento. «Nunca he recaído», comenta orgulloso.

Un panorama muy diferente al de hace tres lustros: «A última hora de la tarde estaba muy mal, pero no me daba cuenta de que la culpa (entre los profesionales hablan de responsabilidad y no de culpa) era mía». El daño que hacía a su familia el alcoholismo empezó a percibirlo después. «Es muy duro admitirlo, pero quien más lo sufre es quien está a tu lado».

La primera visita fue con la trabajadora social, luego tuvo una entrevista con la psicóloga y el médico le realizó una exploración y análisis. El programa terapéutico tiene tres fases (inicio, grupo de continuación y altas). Es de las personas que necesitó ayuda farmacológica para la primera fase de deshabituación: «Me dieron vitaminas, un ansiolítico y gotas que te ayudan a dejar de beber», explica.

Beda cuenta actualmente con tres psicólogos, dos trabajadores sociales y dos médicos. Atiende a gente de toda la provincia, pero particularmente del Bierzo, Laciana y El Barco de Valdeorras (Orense), donde carecen de centros de rehabilitación para personas alcohólicas.

La asociación berciana tuteló en sus inicios a Arabi (Alcohólicos Rehabilitados de Bembibre) y desde hace dos años a Arba (Alcohólicos Rehabilitados de La Bañeza). Como centro acreditado dispone de recetario propio para prescribir los medicamentos que precisen los pacientes alcohólicos. El personal tiene entre 27 y 14 de experiencia en las terapias de rehabilitación.

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