Zapatero apoyará la transición en Túnez y buscará negocio en el Golfo Pérsico
No parecía de recibo realizar un viaje a países árabes para hacer negocios y olvidar a aquellos que atraviesan un momento político tan delicado como ilusionante. A esa conclusión llegó esta misma semana José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno embarca hoy rumbo a Qatar, Emiratos Árabes y Túnez. Las dos primeras visitas llevaban preparándose alrededor de ocho semanas, la del vecino país magrebí, en cambio, surgió a última hora. «Queremos mandar un mensaje claro de apoyo al proceso de transición», señalan en Moncloa.
Detrás de este acto de generosidad hay mucho más. Las revueltas en los países del Magreb y del Golfo Pérsico tienen a toda la UE expectante e inquieta, porque más allá de la aparentemente buena noticia -”que los cambios iniciados tras las caída del dictador tunecino Zine El Abidine Ben Ali o del egipcio Hosni Mubarak puedan conducir al establecimiento de auténticas democracias-”, la inestabilidad en la región ya está teniendo importantes consecuencias económicas en Europa y, por supuesto, en España. No es casual que en el comité de crisis reunido el pasado martes por Zapatero en Moncloa se abordara, fundamentalmente, el impacto de las revueltas sobre el suministro energético y el aumento de la inmigración.
Apoyo. En principio, el viaje a Túnez tiene por objeto estudiar con los principales actores políticos «qué tipo de apoyo se les puede dar». Uno de los más urgentes, según sostienen en el Ejecutivo, es el humanitario porque el flujo de refugiados que entran en este país procedentes de Libia crece de manera continuada y porque Europa quiere evitar recibir de rebote una auténtica avalancha de inmigrantes como la que ya ha comenzado a arribar a las costas italianas.
Es el primer jefe de Gobierno occidental que pone un pie en el país desde que inició la revuelta. El día 4 se discutió en el Consejo Europeo sobre este asunto y se mencionó vagamente la posibilidad de que alguno de los gobernantes europeos diera ese paso pero, aunque tampoco se descartó, lo único que quedó claro es que la primera visita correría a cargo de la alta representante para la política exterior, Catherine Ashton. Por eso la decisión de Zapatero ha sido una sorpresa para muchos.