Un «hijo del diálogo social» que se usará en futuros conflictos de Aena
«Este arbitraje es hijo del diálogo social y no un cuerpo extraño al mismo», defendió Manuel Pimentel al presentar las líneas básicas del laudo que resuelve el conflicto entre Aena y los controladores. E insistió, «no es una renuncia al ejercicio de la autonomía colectiva de la empresa y los trabajadores, sino un ejemplo en el ejercicio de las responsabilidades que a cada una de las partes incumben».
El exministro, que agradeció a las dos partes su colaboración y que, al tiempo, recibió el aplauso de todos los implicados, lanzó un importante mensaje al aire: el arbitraje puede ser la salida a futuros problemas en Aena.
Amenaza para Semana Santa. Una idea en absoluto baladí, cuando el resto de sindicatos de la empresa amenazan con huelgas en Semana Santa por la privatización.
El responsable de Fomento, José Blanco, es optimista y se muestra convencido de que habrá acuerdo antes de esa fecha.
El problema es que los trabajadores temen que quien gane las concesiones de los aeropuertos de Barajas o El Prat no admita a cerca de 2.000 personas mucho más caras (por su actual convenio) de lo que previsiblemente quieran a pagar.
«Es una solución que puede constituir un ejemplo para su utilización más extensa en nuestro marco de relaciones laborales y, en particular, para solución de futuras discrepancias o conflictos que puedan surgir en este sector», dice Pimentel en su laudo.
El árbitro da también un tirón de orejas a la compañía Aena, a la que aconseja «el necesario reforzamiento de los niveles de gestión en materia de recursos humanos».