El PP propone penas más duras y juicios rápidos a los corruptos

Reclamar mayor contundencia contra los casos de corrupción política tan sólo una semana después de proclamar de manera oficial a un imputado por cohecho como candidato a la presidencia de un gobierno regional puede parecer una contradicción, pero así comenzó ayer el PP su última convención autonómica antes de los comicios del 22 de mayo. La aparente decisión esquizoide de la dirección popular se zanja con su plena convicción en la inocencia de Francisco Camps, al que considera una «víctima» de la «doble vara de medir» de la Fiscalía General del Estado.

La formación que preside Mariano Rajoy ha incluido, al final, un epígrafe sobre la regeneración democrática en el programa electoral. Un apartado que no aparecía en el borrador que la dirección del partido manejaba la semana pasada. El PP situó la lucha contra la corrupción como uno de sus objetivos principales. Y lo hace en términos contundentes.

Los populares abogan por una reforma del Código Penal que amplíe y endurezca los tipos penales relativos a la corrupción, adecuando las sanciones para cargos y empleados públicos para que sean «ejemplarizantes, proporcionadas y disuasorias».

El PP no sólo promete un mayor control externo. De hecho, anuncia que creará un sistema de auditoría interna para investigar cualquier uso indebido de recursos públicos o del partido o posibles delitos. «Actuaremos ante cualquier supuesto de denuncia o de incoación de procedimientos judiciales», se asegura en el programa.

Por otra parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, acusó ayer a los candidatos autonómicos socialistas de ser «coautores» de la «nefasta» política del Gobierno de Zapatero y, por eso, tienen «miedo» a las urnas porque su deseo es mantenerse en el «sillón».

Cospedal auguró que el 22 de mayo el PP va a «pintar» el mapa de toda España «del color del cambio, de la renovación».