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El comando descartó matar a un juez y a un agente en el 2008 al ser difícil

Publicado por
León

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El comando Otazua desarticulado el martes por la Guardia Civil en Vizcaya estuvo a punto de aumentar su lista de víctimas mortales, entre las que ya cuenta el inspector Eduardo Puelles y el brigada Luis Conde. Fue en el 2008. El entonces jefe militar de la banda, Garikoitz Aspiazu Txeroki, ordenó que asesinaran a un juez residente en la capital bilbaína y a un ertzaina que vivía en el valle de Trápaga. Los terroristas lo intentaron, pero finalmente rechazaron cometer los dos atentados por su dificultad ya que eran demasiado peligrosos o porque los datos que les habían facilitado eran erróneos. Según ha confesado uno de los cuatro supuestos terroristas detenidos, Iñigo Zapirain, él mismo, en compañía del líder del comando, Daniel Pastor, y de la tercer miembro del talde, Beatriz Etxebarria, se encargaron de comprobar in situ las informaciones sobre los dos objetivos que habían sido enviadas desde Francia por la dirección de ETA y que, supuestamente, había sido realizadas por colaboradores de la banda terrorista, cuyas identidades aseguró desconocer.

En el caso del magistrado, confesó Zapirain, los datos eran bastante exactos. La organización terrorista proponía acabar con su vida en las cercanías de su domicilio, bien con un coche bomba o bien con disparos, pero los integrantes del Otazua descartaron el asesinato por un doble motivo: el juez llevaba escolta y el lugar donde era vulnerable estaba muy cerca del cuartel de la Guardia Civil de La Salve.

Sobre el policía de Trápaga, los datos que facilitaron al comando estaban llenos de errores, hasta el punto de que los terroristas, que no conocían el pueblo ni al agente, no llegaron nunca a localizarle con seguridad ni a saber su vehículo.