Diario de León

estreno de la nueva estación de ferrocarril de león

El primer viaje del nuevo tiempo

La nueva estación de ferrocarril se estrenó a las 16.01 horas de ayer con la llegada del tren Madrid-León, con desconcierto inicial, alabanzas a su luminosidad y miradas de nostalgia a la marqu

El Alvia 130 Gijón-Madrid de las 12.45 horas fue el último tren con viajeros que surcó el histórico

El Alvia 130 Gijón-Madrid de las 12.45 horas fue el último tren con viajeros que surcó el histórico

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ana gaitero | león
León

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El Patito Gijón-Madrid, un Alvia 130, fue el último tren con viajeros que atravesó ayer el paso a nivel de El Crucero. Eran las 12.45 horas de un día épico para León. La Mikado echaba humo en la estación, ya vieja estación de tren, preparada para finiquitar con su nube de vapor el fin de la frontera.

El gentío rodeaba la centenaria barrera de León. Inmigrantes, amas de casa, jubilados... siguiendo, paso a paso, los preparativos del acto. Ya sabían que Zapatero no vendría. «Me es igual que venga; el caso es que quiten el paso», decía una mujer, aunque recordaba las palabras de su nieta cuando le comentó que a la tarde ya no habría tren: «Abuela, a mí me gustaba ver el tren».

«Pues a mi me gustaría verlo en persona», comentó un dominicano que se alzaba sobre la valla para ampliar la perspectiva. Nada de ésto oyeron los pasajeros que venían de Oviedo y Gijón. «Me sorprendió ver a tanta gente, pero no sabía que iban a quitar el paso», comentó una de las pocas viajeras que se apeó en León.

El interventor, Carlos Vázquez, sabía muy bien por qué había allí tanta gente. «Es una reivindicación de hace mil años; ya estuvieron haciendo obras una vez en los años 80 y luego no quitaron nada», recordó el asturiano. Y no le falló la memoria. El 30 de agosto de 1982 se cortó el tráfico en la carretera de Zamora «como consecuencia de las obras de supresión del paso a nivel», constata la hemeroteca. Se dijo que ere inminente pero han pasado casi 29 años. El interventor hacía sus primeros viajes como empleado de Renfe. Ayer lo traspasó por última vez. «Me da un poco de pena porque es una estación guapa», comentó. El trayecto a Asturias se prolonga ahora unos minutos más, entre 15 y 20, por el obligado rodeo por el enlace sur, mientras se ejecuta el soterramiento por el área central.

«Es una obra estupenda. Todo lo que sea futuro es muy bonito. Es un hecho histórico», afirmó otro asturiano que se bajó en León para tomar el transbordo a Vigo. Miguel Pintado sufrió el paso a nivel de El Crucero mientras cumplía con la patria como soldado en El Ferral: «Hice la mili en 1968 y venía en mi coche y ahí estuvimos parados muchas veces. Nadie recuerda bien ese paso», sentencia.

Mientras la Mikado avanzaba hacia el paso a nivel, la vieja estación estaba sumergida en el ajetreo de la mudanza a la nueva. «No es una gran estación, pero tiene encanto por lo antigua que es, por esta marquesina que recuerda a Eiffel y por lo que significa para León», comentó Alberto Lorenzana que acompañaba a su hija Bárbara, estudiante de periodismo en Madrid. «Que hagan aquí el Museo del Tren», decía el padre, aunque a ella lo que le interesa es que «bajen los precios del billete, que son muy caros».

A carreras a la nueva estación. Por supuesto, el ministro de Fomento, José Blanco, no escuchó nada de ésto. Hizo el paseo desde el paso a nivel a la nueva estación de ferrocarril como quien camina a la conquista del futuro. Tampoco quedaba rastro de su discurso en la estación provisional cuando a las 15.50 horas una voz femenina convocó por megafonía a los viajeros: «A partir de este momento, los trenes saldrán de la nueva estación».

Unas muchachas de Valdeorras, estudiantes de bachillerato en La Asunción, hicieron el trayecto apuradas, arrastrando las maletas y con miedo a perder el tren. Son de las primeras en entrar como viajeras. Un poco desorientadas y sorprendidas por el estreno. «Está muy bien, sobre todo porque no que bajar escaleras», comentó una mujer que iba a Vigo.

A las 16.01 horas llegó, puntualmente, el tren Madrid-León. El primero en dar servicio a la nueva estación. Un tropel de gente bajó al andén sin saber muy bien dónde se encontraba. «A mí me queda más cerca para coger el Alsa para Asturias», dijo Sara, una viajera que venía desde Palencia. «Es muy bonita: luminosa, amplia...», comentó su amiga.

En el vestíbulo se confundían los viajeros que salían con quienes entraban a tomar el Alvia a Madrid-Alicante, el tren de Media Distancia a Vigo-La Coruña y uno regional, más antiguo, a Madrid por Ávila. Fue el momento de mayor confusión. «Esto es un descontrol. Está sin terminar y lo hacen todo a prisa por inaugurar», manifestó un viajero que iba a Madrid mientras esperaba el control del Alvia. El director general de Atención al Cliente de Adif, desplazado desde Asturias, estaba muy cerca supervisando el primer embarque, con más de 100 pasajeros. Entre los más jóvenes, Beltrán, que viajaba con su abuela y su madre a Madrid, y Sofía, en brazos de su madre, Nicole, rumbo a Basilea por Madrid. Once meses tienen las dos criaturas que estrenaron el primer viaje del Alvia Gijón-Alicante desde la nueva estación. «Es muy bonita, con ventanas y madera», dijo Nicole, casada con un leonés que trabaja en Suiza. El tren partió con 11 minutos de retraso.

La benedictina desorientada. «De momento parece un poco más difícil», confesó Inmaculada, monja benedictina de Sahagún. Había venido al médico a la capital por la mañana y no sabía que por la tarde iba a estrenar estación. «Enseguida se hace una», dijo tras comprobar que su tren salía de la vía 4.

Javier Álvarez Benavides pasó toda la mañana en la vieja estación contemplando la salida y llegada de los últimos trenes, con la esperanza de ver al ministro Blanco para contarle sus desventuras con el autobús en la línea de Ardón a León. «A mí me gusta el tren, pero en mi pueblo (Vega de Infanzones) no para y aunque hay autobuses la mayoría van con escalera y no puedo subir», lamentó. El ministro pasó por delante, pero no vio al chico en silla de ruedas tras la cristalera. Y Javier, por la tarde, se fue a conocer la nueva estación. Cuando llegó el primer tren ya sabía que «en los baños falta una barra» de ayuda para personas discapacitadas.

Entre tren y tren, la cafetería realizaba la mudanza. En la nueva estación no había donde comprar una botella de agua y en el Alvia, recordó una pasajera, el catering está en huelga. A carreras hasta la vieja estación, una conocida le consigue dos botellas para el viaje.

«Todas las obras que miren al futuro están bien», sentenció Francisco López Rodríguez, de Noceda del Bierzo. 86 años. Hace seis meses que vive en León, en la residencia de personas mayores de Armunia, y se conoce al dedillo las obras de la estación. Le entusiasma la prolongación de Ordoño II al barrio de La Sal. Ayer no se perdió detalle del evento: por la mañana en el paso a nivel y por la tarde en la nueva estación. No cogió ningún tren, pero disfrutó de lo lindo. Los más cabreados, los taxistas. Tienen la parada en la puerta de atrás.

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