Diario de León

Zapatero calla ante la exigencia de Rajoy y Díez de un adelanto electoral

Los socialistas admiten que se llegó a plantear hacer coincidir el 22-M y las generales

El presidente del PP, Mariano Rajoy, y la diputada de UPyD, Rosa Díez.

El presidente del PP, Mariano Rajoy, y la diputada de UPyD, Rosa Díez.

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paula de las heras | madrid
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Dos exigencias de adelanto electoral tuvo que oír José Luis Rodríguez Zapatero este miércoles en la sesión de control al Gobierno. La primera, del líder de la oposición, Mariano Rajoy; la segunda de la diputada de UPyD, Rosa Díez. Ambas pasaron sin pena ni gloria. Ni el jefe del Ejecutivo ni su vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba se dignaron replicar.

El jefe del Ejecutivo ha defendido siempre que agotará la legislatura, pero los rumores sobre su inminente renuncia a la candidatura socialista para las generales de 2012 han desatado dudas sobre la viabilidad de esos planes, incluso en su partido. Quienes ven con malos ojos que su líder anuncie ya que se irá sostienen que abocará irremediablemente al partido a un adelanto y que, con las mismas, debería disolver las cámaras para evitar un contraproducente periodo de interinidad.

Algo así de drástico planteó también la portavoz de UPyD en su pregunta a Rubalcaba, de vuelta en el Congreso tras su baja médica. Díez defendió que este Gobierno ha demostrado ya ser un «freno» para el país y conminó al número dos del Gobierno a convencer a Zapatero de que aproveche las elecciones locales y autonómicas del 22 de mayo para celebrar también las generales. Puede sonar a 'boutade', pero lo cierto es que la idea ha estado en el ambiente en las últimas semanas, especialmente, desde que el PSOE decidió anular el macroacto preelectoral previsto en la emblemática plaza de Vistalegre de Madrid para el 3 de abril.

En el PSOE sólo admiten que la idea ha llegado a pasárseles por la cabeza. Pero aquellos que hasta hace unos días rechazaban la opción de Rubalcaba y aplaudían el paso al frente de Carme Chacón sostienen ahora que lo ideal sería que Zapatero repita; que si decide no hacerlo espere a diciembre para dejarlo; o que, en su defecto, asuma que todo tendrá que ir deprisa porque un candidato tan conocido como el vicepresidente primero necesita una campaña corta. «De lo contrario -dice un miembro de la ejecutiva- acabará quemado porque todo un año de exposición es mucho».

En los manuales de estrategia electoral está, según quien defiende esa tesis, que sólo los candidatos poco conocidos requieren campañas prolongadas. De momento, parece que pocos dudan de que Rubalcaba es la única solución. Sin embargo, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ha dejado caer siempre que ha tenido ocasión que todas las quinielas están equivocadas. Él fue, de hecho, el primero que advirtió de que Rubalcaba era sólo una «liebre». Luego José Bono le añadiría lo de «liebre eléctrica».

En algunos círculos del partido se habla del joven candidato a la presidencia de Castilla y León, Óscar López, como posible tapado. Su nombre sonó ya para la secretaría de Organización el pasado octubre, cuando Zapatero optó por aprovechar la remodelación del Gobierno para sacar a Leire Pajín del partido. Fue durante varios años la mano derecha de Blanco cuando ocupó el mismo cargo. Finalmente, su nombramiento se frustró y el jefe del Ejecutivo optó por Marcelino Iglesias.

Sea como fuere, la mención de un adelanto al 22 de mayo por parte de la exsocialista Díez, provocó un intenso murmullo en la bancada del PSOE que Bono se vio obligado a acallar.

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