Bono afirma sobre Rubalcaba que «nadie es imprescindible»
José Bono se ha convertido en el rey de la intriga. Disfruta con el revuelo que causan sus idas y venidas con los protagonistas del -˜culebrón-™ político del año, el de la sucesión de Zapatero. Mantiene el suspense, dice sin decir y anima a los informadores a elucubrar todo lo que crean conveniente. Lo ha hecho ya en dos ocasiones con el presidente del Gobierno y ayer volvió a hacerlo tras un largo encuentro en su despacho con el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba.
El presidente del Congreso, que ha llegado a ofrecer sus servicios a José Luis Rodríguez Zapatero para gestionar su salida y ayudar a ahormar un proyecto para el partido, volvió a desconcertar a todo el mundo con sus repuestas esquivas sobre el contenido del encuentro. Inventó primero la excusa de que lo que quería Rubalcaba era felicitar el cumpleaños a su jefe de prensa, que ni siquiera se había enterado de la cita hasta pasado un buen rato. Y después, simplemente, despejó el balón.
Tras mucha insistencia, sin embargo, dejó caer una idea: «Todos somos conscientes de que nos necesitamos, pero no hay nadie que pueda resultar imprescindible». Eso, según dijo, es una enseñanza que ha calado en un partido con cien años de historia.
Bono y Rubalcaba mantienen una buena relación. El vicepresidente apoyó al entonces presidente castellano-manchego en el 35 Congreso del PSOE que encumbró a Zapatero como secretario general del partido en el 2000, y existe entre ambos un vínculo de lealtad. Aún así, Bono despachó con rapidez la pregunta sobre a quién prefiere, al vicepresidente o al presidente. «¿Cree que voy enzarzarme en esas cuestiones?», zanjó.