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MICRÓFONOS DE ORO 2011 | EL PASEO DE LAS ESTRELLAS

Mario Casas desata la furia berciana

El actor, que llegó en un camión Peterbilt, fue el más esperado de la tarde

Las fans se agolparon en torno a Mario Casas a la conquista de un autógrafo o una fotografía.

Publicado por
m. j. alonso | ponferrada
Ponferrada

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Glamour por los cuatro costados, con alfombra roja incluida. Ponferrada respiró ayer el aroma de las estrellas, algunas más esperadas que otras. El rey indiscutible de la noche fue, como cabía esperar, Mario Casas. El actor gallego llegó al Bergidum el penúltimo, poco antes que Mariano Rajoy, pero lo hizo de la manera más espectacular, en el camión Peterbilt de 1970, color negro brillante, que año tras año se pone al servicio de alguno de los premiados. Mario Casas puso los pies en la alfombra roja con el estilo de chico duro de cualquiera de los papeles que acostumbra a interpretar, con vaqueros, americana y camisa oscura. Era ésta su primera vez en el Bierzo y aseguró sentirse feliz de haberlo conocido para recibir un Micrófono de Oro. «Desde pequeño quería ser actor y hasta ahora estoy teniendo suerte», apuntó uno de los jóvenes más deseados del panorama cinematográfico español.

También la baronesa Thyssen se llevó grandes piropos. Llegó discreta y con una sonrisa plena. Se mostró feliz de estar en Ponferrada y recoger un premio de manos de Luis del Olmo, el mismo que ha conseguido introducirla en el mundo de la radio, actividad que le ha valido un Micrófono. Tita Cervera eligió al periodista Albert Castillón como acompañante, y su cercanía al público fue tal que incluso cogió en brazos el perro de una de las mujeres del público.

Entre los más cercanos, las periodistas Ana Rosa Quintana y Susana Griso. La primera, premiada; la segunda, presentadora de la gala. Ambas no dudaron en sobrepasar las vallas de seguridad para hacerse fotos con sus fans. Quintana recordó que fue en el 2004 la última vez que vino a Ponferrada con motivo de estos premios y que estaba embarazada y nadie lo sabía. Ana Torroja, Arturo Fernández, Manu Carreño y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, mostraron una gran simpatía hacia las personas agolpadas tras las medidas de seguridad. Este último, amante confeso del Bierzo y casado con una berciana, aseguró sentirse como en casa, su segunda casa. «Si no me hubiera casado con una berciana, de qué iba a ser yo presidente, ni de la escalera de mi casa», ironizó uno de los políticos más populares.

La Ponferradina centró buena parte de las declaraciones. El propio seleccionador español, Vicente del Bosque, mostró su apoyo al equipo berciano. «Tiene mucho éxito que la Ponferradina esté en Segunda División y si baja, ya volverá a subir», expresó. Por su parte, José Ramón de la Morena espetó que «si una afición quiere, su equipo no se hunde».