La Delegación del Gobierno prohíbe la -˜procesión atea-™ del Jueves Santo en Madrid
Los organizadores de la marcha recurrirán aunque dan por hecho que no podrán celebrarla
No habrá manifestación atea en las calles de Madrid el día de Jueves Santo. La delegación del Gobierno de Madrid denegó ayer su autorización alegando que «el lugar por el que pretenden los convocantes desarrollar la manifestación, curiosamente, presenta nombres relacionados con la simbología católica. El día elegido es Jueves Santo y la hora prevista que coincide con el comienzo de las procesiones católicas».
No cree la Delegación que sea el momento ni el lugar para una convocatoria de este tipo y prefiere evitar cualquier tipo de conflicto. Así, resalta en su decisión la coincidencia con las procesiones que se celebrarán al mismo tiempo y en espacios vecinos y que estas presentan «recorridos ya son conocidos desde hace años». Además, la Delegación ha tenido en cuenta a la hora de denegar la autorización los informes de la Jefatura Superior de Policía, la Abogacía del Estado y el Ayuntamiento de Madrid, todos ellos contrarios a su celebración.
El regidor madrileño, Alberto Ruiz Gallardón, celegró la decisión adoptada, asegurando que «cuando se pide que haya coincidencia de tiempo y sitio con una manifestación de carácter religioso de una confesión que ya se sabe cuál es su itinerario y horario, evidentemente se está buscando una confrontación, y es obligación de las administraciones públicas evitarla».
Cien mil firmas en contra. La convocatoria también había generado un importante malestar entre los colectivos católicos. Así, ayer mismo por la mañana, la asociación HazteOir.org presentó en la Delegación del Gobierno más de 100.000 firmas recogidas en los últimos diez días exigiendo la prohibición de la marcha.
Nada más conocer la prohibición de su manifestación las asociaciones convocantes han anunciado su intención de recurrir la decisión de la Delegación, aunque dieron por hecho que a tenor de los trámites se deberán llevar cabo la manifestación ya no se podrá hacer por una cuestión de tiempo.
«Yo personalmente entiendo que es una decisión política que nos lleva al principio de la Transición española y que nos hace comprobar que lo que dice la Constitución de que somos un Estado aconfesional no es cierto. Es un retroceso muy serio», explicó Luis Vega, presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores. En torno a esta decisión existe «un tufillo casi inquisitorial», afirmó Vega.