Recorte histórico en las autonomías

Elecciones y austeridad casan mal. Pese a ello, las trece comunidades autónomas que celebran comicios esta primavera van a tener que aplicar -”al igual que el resto, pero sin duda con mayor disgusto-” un recorte «sin precedentes» del gasto público.

Tienen que cumplir el objetivo de estabilidad fijado para el 2011, pero disponen de unos ingresos exiguos, porque las perspectivas de crecimiento se mantienen débiles. Por eso, ante las dificultades de ahorrar en las políticas sanitaria y educativa, que levantan en pie de guerra a los ciudadanos afectados, se verán obligadas a meter la tijera en las inversiones y en el gasto corriente distinto del pago de las nóminas o el mantenimiento de los servicios esenciales.

Lo sugiere un trabajo del servicio de estudios del BBVA. Sus autores ponen de manifiesto que la disciplina que apliquen las comunidades afecta al conjunto del país, porque las presiones de los mercados sobre la deuda soberana no cesan.

Los expertos, que siguen día a día la reestructuración de las cajas de ahorros, mantienen puesto el foco sobre los gobiernos regionales, que ya incumplieron el objetivo de déficit en el año 2010.

Cuando la agencia Moody´s bajó semanas atrás la nota de la deuda soberana de España, aludió a las incertidumbres del sector financiero, pero también a los recelos que despierta en los analistas la capacidad del Gobierno estatal para influir en las cuentas de las comunidades autónomas, que mantienen parcelas de soberanía en esta materia

Junto a los territorios con régimen fiscal propio -”País Vasco, Navarra-”, en el resto las decisiones se tienen que tomar por consenso en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero la prima de riesgo, que encarece la financiación del Estado, del resto de las administraciones públicas y también de las empresas y familias españolas, sigue en niveles altos, con un diferencial que supera los 200 puntos básicos respecto al bono alemán. Y aunque España ha podido desmarcarse del fuerte castigo a otros países periféricos -”Grecia, Irlanda, Portugal-”, los recelos no se han despejado.

Las comunidades sufren en carne propia, incluso agravados, los mismos problemas para captar recursos, y algunas tienen que pagar un precio notablemente elevado por la colocación de sus títulos. El impacto de la crisis ha disparado los débitos de las autonomías. Al acabar el 2010, ya eran equivalentes al 10,9% del Producto Interior Bruto, y representaban el 18% del total de la deuda pública española. La crisis del mercado inmobiliario, y la consiguiente recesión económica, han recortado los ingresos autonómicos. Mientras, las partidas de gasto no dejaban de aumentar y han de atender las mayores carencias sociales.