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La crisis se apunta al menú social
La demanda en el comedor social aumenta un 50% en el primer trimestre del 2011 La Asociación Leonesa de Caridad, preocupada por el incremento de jóvenes: «Cuando entran en este mundo es difícil que se reincorporen
«Tenía una casa y un coche y el banco se los llevó». Alberto Carlos es brasileño, tiene 43 años y hace cuatro meses que vive en la calle. «Trabajaba de camionero en transporte internacional y la empresa se declaró en quiebra», lo que significa que hasta que no salga el juicio no tiene derecho a paro, ni a cobrar indemnizaciones.
Alberto Carlos es uno de los más de cien usuarios y usuarias, sólo un 10% son mujeres, que comen a diario en el comedor social de la Asociación Leonesa de Caridad, a los pies de la Catedral leonesa. La demanda de comidas en este establecimiento de caridad ha aumentado un 50% en el primer trimestre del año en relación con el mismo período del año anterior.
No es el invierno. «Es la crisis que hace estragos», admite el presidente de la asociación que este cumple sus 105 años de andadura en León. «Esta asociación se creó en 1906 por iniciativa de unos hombres que vieron la enorme necesidad que había en la calle: había mucha hambre por la sequía y aún regresaban soldados de la guerra de Filipinas y de Cuba en condiciones calamitosas», explica.
Ha pasado más de un siglo y ahora son los mercados los que agitan la pobreza en la calle. «Ya no tenemos sólo al típico transeúnte, cada vez hay más gente nueva, normalizada y extranjera. La crisis se nota bastante», reconoce Sor Josefina, la responsable del comedor. Las Hijas de la Caridad, ya sin hábito, son el alma de la casa, aunque cada vez «son menos y más mayores. La falta de vocaciones también se hace notar», añade el presidente.
El voluntariado se convierte en una pieza imprescindible para prestar el servicio. Cuentan con 26 personas que se rotan a lo largo de la semana para ayudar en la labores del comedor, el costurero y el servicio de comidas y desayunos a domicilio que prestan por indicación de los Centros de Acción Social municipales.
«El único sitio donde no tenemos voluntariado, por sus características especiales es la casa de acogida para mujeres víctimas de maltrato», precisa la hermana. Las duchas y la lavandería completan los servicios que presta esta asociación caritativa con ayuda de subvenciones y a las aportaciones de unas cuatrocientas personas que, en diferentes cantidades, contribuyen a su sostenimiento. Durante el 2010, se registraron unos gastos de 330.647 euros para atender todos los servicios.
El incremento de la demanda se refiere exclusivamente a las horas de las comidas. Se ha pasado de las 8.905 servidas el año pasado a un total de 13.166 durante los tres primeros meses del 2011. Para los desayunos incluso hay menos demanda (medio centenar) y para las cenas el aumento es insignificante.
Por 0,60 euros al día se sirven las tres comidas, aunque la mayoría opta por utilizar solamente el servicio de mediodía. Las personas usuarias tienen que obtener una cartilla en la que se van marcando las fechas y las comidas que consumen.
Más del 50% de las personas que acuden al único comedor social que hay en León tienen entre 29 y 48 años, que aumentó en el 2010 respecto al año anterior, y otro 11% cuentan entre 18 y 28 años de edad. En relación al 2009 disminuye el número de personas de más de 65 años. «Nos preocupa el aumento de la gente joven. En número no son muchos, pero cuando entran en este mundo es muy difícil que se reincorporen», señala Caride.
También se ha registrado un ligero aumento de la afluencia de mujeres. «No es un número muy significativo (seis) pero nos parece importante resaltarlo ya que es más frecuente que sea el índice de varones el que aumente», indica la asociación.
Más de la mitad de las personas que acuden al comedor social tienen solamente estudios primarios. Tan sólo nueve declararon estudios universitarios sobre un total de 1.109 usuarios registrados el año pasado.
El cambio más sustancial del perfil de las personas que acuden al comedor se produce en la cualificación profesional que ahora es mayor, lo que viene a refrendar el impacto de la crisis sobre la demanda de este servicio. Otro efecto directo de la situación económica es la disminución del número de personas que cobran pensión y el aumento de quienes cobran prestación por desempleo. «La crisis repercute de manera más hostil en la clase más vulnerable», subraya.
De hecho, una de cada cuatro personas que acudieron a comer a este servicio estaban en paro y el 13% practicaban la mendicidad en las calles. «Consideramos importante el aumento de parados, en 83 personas, y el número de mendigos en relación al año pasado», indica el informe anual de la Asociación Leonesa de Caridad que concluye con una serie de preguntas: «¿Son reflejo de los problemas de nuestra sociedad?, ¿Nos interpela nuestras políticas sociales? ¿Qué tendríamos que hacer para dar una respuesta positiva?».
Dos años en paro. «Tengo 52 años, llevo dos en el paro y en pocos tiempo se me acaba la última ayuda», declara Juan tras salir del comedor. No quiere fotos. Su último empleo fue de calderero en una refinería de Castellón. No tiene esperanza de encontrar trabajo a su edad. Es otro de los prototipos del nuevo usuario del comedor.
Las toxicomanías, el alcoholismo y la enfermedad mental son algunos de los problemas que se detectaron en casi el 20% de las personas atendidas.
El 60,87% de las personas que utilizaron el año pasado el comedor social dormían en el albergue y casi el 15% en la calle. El 7,75 por ciento compartían piso, el 4,60% vivían en el centro Calor y Café y un 3,25% en piso de alquiler, mientras que el 2,07% se alojaban en alguna pensión de la ciudad.
En términos globales, valora la asociación, «ha descendido el número de personas que utilizaron el albergue municipal», donde el tiempo máximo de estancia es de cinco días. Por el contrario, aumentó el número de personas que vive en la calle.
En cuanto a procedencia, el 69% de las personas que utilizaron el comedor social son de nacionalidad española. Entre las personas extranjeras predominan las europeas, en particular las originarias de países como Portugal, Rumanía, Ucrania y otros países del este y centro europeos. Hispanos y africanos le siguen en importancia, a bastante distancia. «Nos preguntamos si la subida de europeos se debe a las políticas que llevan a cabo otras naciones de nuestro mismo continente», reflexiona la asociación.
También aumenta el número de españoles y rumanos y disminuye el número de marroquíes. Una de cada cinco personas que pasaron por el comedor proceden de la comunidad de Castilla y León, lo que también supone un incremento de las personas usuarias de la propia autonomía.
Andalucía, Galicia, Cataluña, Asturias y Madrid son las comunidades de procedencia de casi el 30% de las personas que utilizaron el comedor social, a donde han llegado personas incluso de Ceuta y Melilla.
Como conclusión, la asociación se refrenda en que «la crisis económica está afectando fuertemente a la población con menos recursos, a los más vulnerables de nuestra sociedad, aspecto muy importante a tener en cuenta», subraya.
De momento, el comedor tiene capacidad para atender a la demanda actual. Esperan que la situación no vaya a peor. «Siempre estáis pidiendo, nos dicen en las instituciones, pero si ésto desaparece ¿qué pasa?», interroga Alejandro López Caride, quien, a sus 92 años, lleva 25 al frente de la asociación.
El Ayuntamiento de León aporta 13.800 euros para el servicio de comidas a domicilio y 17.900 para la lavandería y el ropero del Hogar Municipal del Transeúnte, así como otros 6.100 para el piso de acogida de mujeres.
La remodelación que se llevó a cabo en la casa en 1987 hace posible contar con el servicio de comedor, así como las duchas y la lavandería que se utliza también para lavar la ropar de las personas del Hogar Municipal del Transeúnte.