Alberto Carlos, 43 años
Es brasileño y trabajaba como camionero. Se quedó sin casa y sin coche. Vive en la calle. Hasta que no salga el juicio no tiene derecho a paro. Tira de los ahorros y de la caridad de algún amigo para comer. «En Fuerteventura me dieron un billete de avión para que marchara, en lugar de ayuda. Nos tratan como a delincuentes, peor que a perros». «No sé pedir ni robar... y estoy enfermo».