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Las eléctricas ingresaron 176 millones por no emitir CO2 en sus centrales térmicas

Pasaron de pagar 148 millones en el 2009 a recibir 28 en el 2010 por vender derechos

Vista de la térmica de La Robla, el pasado marzo.

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manuel c. cachafeiro | león
León

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Produciendo menos se puede ganar más. Eso es lo que se desprende de la factura final por los derechos de emisión de CO 2 que pagaron eléctricas y cementeras, sectores con una importante presencia en la provincia de León.

En el caso de las eléctricas, el sector en su conjunto pasó de tener que pagar 148 millones de euros por contaminar 11,8 millones de toneladas más de lo estipulado en el 2009 a ganar 28 millones por emitir 2 millones de toneladas menos de lo permitido en el 2010. Las compañías con más instalaciones y, por tanto, las más afectadas, fueron E.ON, Enagás, Endesa y Gas Natural, éstas dos últimas con tres centrales térmicas en la provincia de León.

El Protocolo de Kioto impone unos máximos a España en el mercado de emisión de gases contaminantes. Si se contamina mucho, hay que comprar derechos a otros países. Si no se gasta la cantidad asignada, se puede vender, que es lo que ocurrió el año pasado, coincidiendo con el gran parón del carbón leonés, que tuvo bajo mínimos las centrales de La Robla (Gas Natural), Compostilla (Endesa) y Anllares (propiedad de Gas Natural y en parte también de Endesa).

Aunque las cuentas siempre están sujetas a múltiples factores, lo cierto es que en el 2010 la industria eléctrica no tuvo que pagar más, por lo que se ahorró lo que pagó un año antes, y encima ingresó dinero por vender su asignación. En total, 176 millones que se quedaron en el bolsillo de las empresas.

Aunque el dato del sector eléctrico es nacional, está claro que en la caída de los niveles de contaminación pesó sobremanera la parada técnica de las térmicas leonesas como consecuencia del conflicto minero. Según datos de Carbunión, la entrada de carbón leonés a las térmicas en el 2010 fue cero. Los 2,45 millones de toneladas que se extrajeron en las minas de Castilla y León fueron directamente a los parques de mineral de las empresas.

Por otro lado, la evolución del carbón en la producción de electricidad sigue una línea descendente desde el 2004. De representar ese año el 32,36% pasó al 9,39% en el 2010, del que el 78% fue carbón importado y sólo el 22% nacional, procedente en este caso de los parques de las propias centrales térmicas.

En esa factura a su favor también influyó el hecho de que las instalaciones termoeléctricas generaran en el 2010 un 22,5% menos de energía, según datos de la patronal Unesa, una tendencia que se ha consolidado en los últimos años con caídas del 18,% en el 2009 y del 1,7% en el 2008. En emisiones contaminanel tes, ese descenso significó en el 2010 nada menos que 16 millones de toneladas menos que en el 2009.

Según datos de Carbunión, «la utilización de renovables por encima de la media y un precio de las materias primas importadas mucho más baratas que en años anteriores, contribuyeron a que el hueco térmico para el carbón haya sido muy bajo».

Gas Natural no es que tampoco tenga al carbón en sus oraciones. Todavía durante su última junta general de accionistas, el consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, sostuvo que el Real Decreto del Carbón «distorsiona» el mercado energético español y se mostró confiado en que el Ministerio de Industria «dictará las medidas necesarias» para limitar su alcance.

Carbunión, en un reciente congreso, pidió también que el carbón se mantenga por razones geoestratégicas, ya que las térmicas están situadas cerca de los principales pozos mineros, tanto en el caso del Bierzo y Laciana como de la cuenca de Gordón. No es un argumento estrictamente de Kioto, pero sí para un mundo donde todo puede cambiar en cuestión de horas en un tablero energético donde España tiene mucho que perder al no ser autosuficiente.