Diario de León

Un Protocolo que tiene aún al carbón en el punto de mira

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Japón, el mismo escenario del segundo mayor terremoto de la historia, que ha vuelto a poner en cuestión la energía nuclear como fuente energética del futuro, fue en 1997 el país donde se firmó el llamado Protocolo de Kioto por el que 39 países, entre ellos España, se comprometieron a reducir sus emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.

El primer objetivo del acuerdo pasó porque entre 2008 y 2012, esos mismos 39 países, que representan el 55% de las emisiones del planeta, reduzcan en un 5% global la contaminación que generan con respecto a los niveles emitidos en 1990. Los países de la Unión Europea, entre ellos España, mantienen un estatus especial ya que se reparten las cuotas de reducción que marca el Protocolo de Kioto.

Hasta la explosión del debate nuclear, el gran asunto en la UE sobre las energías del futuro era el carbón, tachado de sucio y contaminante por los burócratas de Bruselas, que apostaban por una reducción radical, especialmente en España.

Los lobbys apostaban, sobre todo, por la energía nuclear, el gas metano y en menor medida las renovables. Sobre la mesa pusieron muchos datos como el hecho de que la combustión de gas natural (metano) en las turbinas para la obtención de energía eléctrica emite aproximadamente 370 gramos de CO 2 por cada kWh producido, frente a 750 gramos por kWh en las turbinas movidas por carbón.

Sin embargo, todo ha cambiado. El debate nuclear ha dado un giro de 180º al poner en cuestión Alemania todo su plan nacional de nuevas y viejas centrales. Por otro lado, el gas también hace a Europa dependiente de terceros países, con grandes tensiones tanto con Rusia como con los países del Magreb, donde las revueltas pasan de un país a otro. Argelia, el gran productor de la zona, está en el punto de mira de los sectores que piden cambios políticos.

España es un país con grandes dificultades para cumplir con los objetivos de Kioto. Otros países como el Reino Unido abandonaron el carbón. Francia optó por lo nuclear. La clave, una vez más, puede estar en León, en Ponferrada. Si la Ciuden logra la captura del CO 2 , puede que haya otra vez futuro.

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