Mata a tiros en Gerona a su exmujer, que temía que le ocurriera algo trágico
La pareja, de 75 y 65 años, había iniciado los trámites de separación recientemente
Una lacra que no cesa. Una mujer murió ayer tiroteada por su expareja en Bescanó, una pequeña población de unos 4.000 habitantes muy próxima a la ciudad de Gerona. El trágico suceso ocurrió bien pronto, a primera hora de la mañana. Hacia las 8.30, los Mossos d-™Esquadra recibieron un aviso. Cuando llegaron al lugar de los hechos, en el centro de la localidad gerundense, se encontraron a una mujer de 65 años, en su casa, muerta y con dos disparos, uno en la cabeza y el otro en el pecho. Cándida Serrano perdió la vida en el que fue su domicilio familiar durante toda su vida. Había vivido allí casi siempre, menos últimamente, pues huía de su marido, al que había denunciado varias veces por malos tratos.
Según el relato de los vecinos, el presunto agresor, de 75 años, llegó y huyó de la casa en coche. Unas dos horas después fue arrestado en la vecina localidad de Anglès, donde reside con una de sus hijas. La policía autonómica le acusa de un delito de homicidio. Joan Tirado, sobre el que pesaba una orden de alejamiento dictada por un juzgado de violencia sobre la mujer del País Vasco, y la víctima, habían iniciado los trámites de separación, aunque, al parecer, el presunto agresor no aceptaba la separación. Vecinos y conocidos de la pareja explicaron que la mujer ya hacía tiempo que temía que algo trágico le pudiera ocurrir. «Tenía mucho miedo», señaló una amiga. Otra recordó que en una ocasión el marido le propinó tal paliza que le dejó medio cuerpo amoratado.
Sabedoras de que la mujer vivía amenazada por su ex esposo, reseñaron que cuando le vieron llegar al edificio ya se temieron lo peor. «Ha venido a matarla», aseguraron que pensaron. «Fue todo muy rápido», dijo la vecina de escalera de la víctima y la mujer que encontró el cadáver. «Tocamos el timbre, vimos que la puerta estaba abierta, nadie salió, entramos y nos encontramos a la mujer muerta en la cocina rodeada de un charco de sangre», describieron.
Los residentes del inmueble explicaron además que Cándida había regresado recientemente de San Sebastián, donde vivía con uno de sus cuatro hijos, y que el presunto homicida, desde su vuelta a Girona, le vigilaba de vez en cuando.
También contaron que la mujer quería marcharse otra vez del pueblo, «espantada de su marido», y que se planteaba ir a vivir a una segunda residencia que tenía el matrimonio. Por lo que parece, la víctima se encontraba en Bescanó agilizando los trámites para vender el piso donde se produjo el trágico suceso y el que había sido el domicilio familiar.