Una ciudad culta y con empleo

Cuando era niño vivía en Dehesas e iba a la escuela de don Paco. Cuando descubrí la ciudad de Ponferrada para iniciar el bachillerato en San Ignacio, me pareció impresionante. Había aceras, edificios de varias plantas, etcétera. Aquel niño del pueblo había descubierto la ciudad y me parecía maravillosa. Ya de adolescente comencé a dudar de dicha apreciación, sobre todo al compararla con otras ciudades mejores.

Cuando fuí padre empecé a soñar con una ciudad mejor para mis hijos y mis nietos. La satisfacción que me produce el hecho de haber podido contribuir a lograrlo es tan grande que me anima a continuar en el empeño.

Quiero una ciudad culta y para conseguirla voy a pedir la colaboración y participación de personas y colectivos locales que destaquen en las diversas facetas culturales: música, teatro, cine, pintura, literatura, cursos, conferencias, etcétera, etcétera.

Ponferrada ha de ser una ciudad muy activa en animación cultural, pensada en las diferentes edades y el pluralismo de las personas.

Quizá sea un tópico afirmar que quiero una ciudad limpia donde se cuide con esmero el medioambiente, ¿quién no lo quiere, verdad?. Pero, en mi caso, he tenido la suerte de haber podido colaborar a ello de forma determinante: instalé contenedores, tripliqué el presupuesto para limpieza, retiré la montaña de carbón, creé muchos nuevos espacios verdes, realicé una gran obra de adecuación del río Sil a su paso por la ciudad, etc. Sin duda hay que hacer mucho más, en ello estamos.

Lucho por una ciudad donde la gente pueda encontrar un empleo y que exista igualdad en esa posibilidad.

Humildemente puedo decir que en los dos últimos años, en plena crisis económica, en mi ámbito privado he podido crear veintitrés puestos de trabajo en hostelería, de los cuales quince son mujeres.

El Ayuntamiento puede tomar decisiones para favorecer la creación de empleo.

No digo que sea la institución que ha de solucionar el gravísimo problema del desempleo, pero tampoco me resigno, como hacen algunos, a pensar y decir que dicha cuestión no es responsabilidad de los ayuntamientos.

Se puede hacer mucho, ¿cómo? con una política de ayuda a los autónomos y las pymes, rebajando impuestos en unos casos, aplazando pagos en otros, agilizando y facilitando considerablemente los expedientes de licencias, etc.

Por supuesto, luchando también ante otras administraciones y poniendo suelo a disposición para la implantación de nuevas industrias.

Quiero, en fin, una ciudad donde los periódicos no me limiten el espacio para explicar «la ciudad que yo quiero».