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EL CANDIDATO RESPONDE | Ismael Álvarez. IAP

«Es mi mejor momento para aportar eficacia a la gestión»

Publicado por
manuel félix. ponferrada
Ponferrada

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Ismael Álvarez llegó en 1991 a concejal de la oposición en Ponferrada con el PP. En 1995 ganó las elecciones municipales sin mayoría (12 ediles). En 1999 las urnas le dieron el respaldo para gobernar, sin sobresaltos, con 16 concejales. La ciudad experimenta uno de sus mayores transformaciones urbanísticas y en el 2002 dimitió de todos su cargos por el caso Nevenka. Toma el mando de la alcaldía Carlos López Riesco, que gana en el 2003. Hoy, nueve años después, Álvarez regresa a la política para intentar ser alcalde, o al menos que le dejen llevar sus ideas a la gestión municipal.

—Vuelve a la política y, menos indiferencia ha suscitado de todo. ¿Qué les da a los que le quieren y a los que le odian?, que también los hay...

—Esas cosas ocurren a las personas carismáticas. Una persona con un carácter fuerte despierta pasiones, unos a favor y otros en contra. Quizá me pueda encuadrar en ese tipo de gente, pero uno es como nace y yo quiero continuar el resto de mi vida siendo como soy, y nada más.

—Intentó por varios caminos ir en la lista del PP. ¿Por qué no le quisieron los populares en su candidatura?

—No me lo han explicado, me imagino que será por el tema que todos suponemos, ¿no?. De todas maneras si mi ex compañero Carlos López Riesco lo hubiera intentado no sabemos lo que hubiera ocurrido. Como no quiso intentarlo nos hemos quedado sin saber qué hubiera ocurrido. El que dijo `no´ rotundamente fue el señor Riesco. Podía haberse abstenido y que fueran otros más arriba en el partido si había que decir que no. Ya dijo él que no, y le dio todo solucionado al resto de los compañeros.

—Y por que no puede haber dos alcaldes a la vez. Usted quería ser cabeza de lista ...

—No. Yo quería ir en la lista y me valía el número dos. Y eso fue tal cual así de cierto.

—¿Se ha topado con mucho hipócrita en la política?

—Esa es una palabra un poco fuerte. Cada uno en política busca sus intereses políticos y eso lo respeto.

—Cambiar de partido no es cambiar de ideas ...

—En mi caso no es para nada cambiar de bando. Yo sigo con mi cariño al PP, no me lo va a quitar nadie nunca. Si algún día quieren que vuelva, volveré. Y si no quieren que vuelva nunca, pues no podré volver nunca.

—En su programa y propaganda electoral hace mucho hincapié en que no va en contra del PP. Usted es muy listo, su granero de votos está en el PP.

—Digo simplemente la verdad. Yo no quiero el mal para el PP. Aquí digo que a la labor del Ayuntamiento de Ponferrada puedo aportar mucho para mejorarla. Eso no es ir en contra del PP. Yo voto a Herrera el día 22 y el próximo año, en las Generales, estoy casi seguro que votaría a Rajoy. Y digo que la labor que se está haciendo en el Ayuntamiento de Ponferrada es muy mejorable y yo quiero colaborar en mejorarla.

—Su discurso es el del candidato que ha demostrado que ha tenido ideas, que las ha puesto en práctica y ahora lo único que pide es una oportunidad para plasmar nuevas ideas desde el Ayuntamiento...

—Exactamente. Eso es lo que quiero. Soy un político que en siete años de alcalde de Ponferrada pude realizar una labor calificada por todos como muy buena, y a día de hoy, gracias a Dios, no he perdido ninguna de mis facultades para continuar realizando la misma labor de eficacia. Es más, estoy en un momento de mi vida mejor para aportar esa eficacia en la gestión.

—Sus años en dique seco de la política, después de lo del caso Nevenka, ¿Le han servido para ordenar las ideas, para tenerlas más claras, para serenarse también, para bajarse del pedestal al que estaba subido?

—Sí, sin duda ninguna. He pasado por no estar en política, en la oposición, gobernando. Llegué a tener mucho poder porque fui más cosas, además de alcalde de Ponferrada. Se me respetaba mucho en la política regional en Castilla y León, como uno de los líderes importantes por el hecho de que ganaba por goleada las elecciones en un feudo del PSOE. Y ahora, después de todo eso, llevo nueve años otra vez fuera, circulando por la calle como un ciudadano más. Con lo cual, he aprendido en estos últimos nueve años muchísimas cosas. Controlar los muchos vicios que cogemos cuando estamos en el poder y que hay que controlarlos, que hay que ser sencillos y hablar con todo el mundo. Ahora, pienso que si vuelvo al gobierno lo puedo hacer mejor todavía. Ahora tengo la mentalidad clara para corregir defectos de aquella época. Estoy en mejor situación.

—¿Cuál el mayor defecto de aquella época?

—Pues, en los dos últimos años me pasó a mí el síndrome de la tontería.

—¿Y ahora distingue a una persona que va con la verdad por delante de un adulador?

—No es a veces muy fácil diferenciar, pero prefiero los que me dicen la verdad.

—Eso, lo preferimos todos.

—Sí, la adulación no es buena y perjudica mucho al que estás adulando, a la que se crean unos vicios que pasan a funcionar en la vida de una manera, y no ve la realidad.

—¿Se lleva mal con Riesco?

—En estos momentos estamos rivalizando totalmente, con lo cual, digamos que la situación lógica de una rivalidad ante las urnas. Pero, la vida va por etapas, y ahora hay una etapa que termina el 22 de mayo.

—¿Qué quiere decir, que en función del día 22 se llevarán mejor o peor?

—No sé cómo nos llevaremos el día 23 de mayo. Yo soy de buen corazón. Lo he sido siempre y quiero morirme así. No tengo un corazón duro ni frío. Mi corazón está siempre blando y caliente.

—El quid de su cuestión política está en que el PP pierda la mayoría absoluta.

—Espero que el PP pierda la mayoría absoluta en Ponferrada por el bien de la ciudad y del municipio. Porque, tantos años de continuidad en el poder los mismos, con mayoría absoluta, no nos puede llevar de ninguna manera por buen camino. No existe ninguna referencia, ni ningún caso en el que dé buen resultado una mayoría después de muchos años.

—Sin embargo, si esa mayoría se rompe, no le va a quedar más remedio que pactar ¿no?

—Bueno, pues no lo sé. No sé si habrá que pactar o si habrá que dejar gobernar, o si tendremos que gobernar yo mismo con mi gente. Eso lo decidirán las urnas.

—La Alcaldía para usted y el Congreso para Riesco.

—No, no lo sé. No hago esas cábalas, ni sueño con nada. Sólo quiero trabajar por Ponferrada, y lo digo con sinceridad. Ahora mismo, en política tengo cubiertas mis expectativas con los cargos que tuve, de vanidad y de aspiraciones políticas. Ahora sólo quiero colaborar para que Ponferrada vuelva a despertar, que se empieza a dormir de nuevo. Si sé que siendo concejal de segunda fila aporto mucho más para que Ponferrada fuera muy bien, que en primera fila, lo aceptaría.

—Usted lo que quiere es que le den una oportunidad para gestionar, sea donde sea.

—Lo que quiero es, efectivamente, colaborar en el trabajo diario y obligar a todos a que trabajen más de lo que se vienen haciendo ahora.

—¿Se han vuelto vagos?

—(Risas). Hombre, no digo tanto. Sólo digo que los conozco, sé cómo funcionan, cómo trabajaban conmigo y sé como siguen trabajando ahora. Y lo único que digo es que se puede trabajar mucho más.

—Con el PSOE, no hay pacto, ¿no?

—Es que, vamos a ver: esta vida es lo que es. Hablar de futuro siempre es complicado. Mis sentimientos están con el PP. Votaré a Herrera y a mi me gustaría que mi capacidad para trabajar por Ponferrada la pueda desarrollar desde el PP.

—¿Cree en las encuestas?

—No, en ninguna. A lo largo de los años me he llevado muchas sorpresas desagradables y a veces injustas.

—En su discurso político le veo con mucha mirada al pasado. Al «yo hice ...». ¿Y ahora qué?

—Ahora es diferente. Mis antiguos compañeros no han buscado el ahorro, y con ahorro tienes un colchón para poder dedicarlo a la ayuda a la creación de empleo. Se puede ayudar muchísimo con 5, 6 ó 7 millones de euros en un mandato a pequeños comerciantes que tienen un trabajador o dos. Con las tasas...

—¿Cuál sería el proyecto irrenunciable de su nuevo mandato?

—Cubrir el Canal Bajo del Bierzo y encauzar los márgenes del Sil desde Ponferrada hasta Villadepalos.