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Publicado por
León

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Una de las primeras cosas que aprende un político según aterriza es que va a estar expuesto a la visión pública y su opinión: televisión, radio, prensa y desde hace ya tiempo internet. A la capacidad para la oratoria, con la que antiguamente hubiera bastado, hoy en día habría que sumar otra serie de cualidades, por ejemplo la de saber estar de pie o sentado y encontrar algo que hacer con las manos. Todos conocemos el truco del bolígrafo que ayuda en muchas ocasiones, pero tiene que resultar natural. Salir en la foto, que todos verán, sin que aparezca esa mueca tan temida. Aguantar las capas de maquillaje que una amable señorita nos ha ido esparciendo por rostro y cuello, para que no salgan brillos, mezclados con el sudor producido por los focos y conseguir articular las palabras. Bueno, todo se va superando y cuando llegas a la radio donde no hay ni maquillaje ni foto, se está tan cómodo que la voz sale limpia y espontánea y las ideas brotan tras las preguntas como si estuviéramos en nuestra casa charlando con amigos. Al margen de que los periódicos tienen su edición digital, han surgido nuevos instrumentos que nos tienen atados al ordenador día y noche si queremos estar informados de las opiniones de los demás sobre los asuntos públicos y, lo que es aún peor, sobre uno mismo. Gracias a Dios me he dado cuenta de que las relaciones vecinales aún deben hacerse de puerta a puerta, que es en el trato diario como uno toma conciencia de las necesidades que surgen cada día, en cada familia, en las calles cuando la nieve y el sol resquebrajan el asfalto. Afortunadamente nunca he tenido que utilizar el truco del bolígrafo, pero gracias a mis nietos, he encontrado unas toallitas desmaquilladoras que no dejan rastro del puré marrón con el que llego a casa en la cara cuando tengo debate en Hora clave .