OPINIÓN. cuaderno de viaje
Siglas y más siglas
Entiendo que en la libertad de elección en una convocatoria, cuantas más opciones se ofrezcan la votante, mayores posibilidades de que cada elector encuentre la alternativa política que mejor responda a sus preferencias. No caeré en la trampa de ni siquiera insinuar quien tienen derecho y quien no a concurrir, porque eso está definido en los fundamentos del derecho personal y además entiendo que todos aquellos que concurren lo hacen con las mismas garantías.
Dicho esto, y con el mayor de los respetos, algo estamos haciendo mal cuando de cada sigla, ideología o posicionamiento político se desmembran tres opciones más, que presumen significar lo mismo que la originaria, pero que se descomponen en base a pequeños e insignificantes matices.
En algunos casos, como las artistas mayores que en su día fueron muy cotizadas, no han sabido envejecer y retirarse a tiempo para dejar paso a otros que, aún teniendo un discurso similar, pretenden cambiar las formas y adecuarlas a los nuevos tiempos en que vivimos. Otros, porque la sigla originaria ha decidido que no encarnan la mejor versión prescindiendo de ellos y quieren demostrar que lo importante no es el mensaje, sino su ego, que abulta mucho más que cualquier ideología. Los menos, gracias a Dios, se enfundan la bandera y piden el voto para quitárselo a la sigla originaria, porque su ideario de éxito es el fracaso del similar.
En resumen, el resultado final son infinidad de siglas que se vanaglorian de significar lo mismo y que aspiran a confundir al ciudadano para arañar el voto y así demostrar que alguien se ha equivocado-¦ Lo normal es que los ciudadanos demuestren que la equivocación, generalmente, es la de quien ha decidido mutarse.