Se busca pedáneo

Hoy toca escribir de una de nuestras singularidades más preciadas, muy importante, porque encarna la democracia en su estado más puro, para mi es la expresión más auténtica y difícil de la política. Auténtica porque generalmente es el paisano del pueblo, difícil porque cualquier decisión que tome afecta directamente al vecino con el convive a diario. Es el gobierno de la proximidad y de la cercanía.

Siempre que se habla de los alcaldes pedáneos no puedo menos que expresar una extraordinaria admiración por quien dedica cuatro años al servicio de sus vecinos sin más gratitudes que la satisfacción personal y la buena conciencia de haber hecho un buen trabajo. Esta figura, que en gran parte de España es absolutamente desconocida por la distribución poblacional, conlleva un alto grado de compromiso y eficiencia, similar al ama de casa que debe llegar a fin de mes con escasos recursos, un administrador en su más pura esencia.

En una provincia como la nuestra, donde las pedanías siguen siendo una de nuestras señas de identidad más importante, me viene a la cabeza una anécdota de las municipales de 2007. En la pedanía de Quintana de la Peña, perteneciente al ayuntamiento de Cistierna, se presentaron dos candidaturas de diferentes partidos para un censo de un solo votante.

No diré que la contienda estuvo reñida, pero al menos sí igualada, tampoco se los intentos de cada una de las candidaturas para conseguir el disfrute de ese vital voto, porque no me consta ningún mitin, ni si existieron contactos con el votante. Sólo recuerdo la extrema dureza del resultado para los dos aspirantes, porque el votante censado decidió no ejercer el derecho al voto, no se sabe muy bien porqué. Resultado en el 2007, pues, ningún candidato electo. Espero que en esta ocasión haya más suerte.