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LAS ACAMPADAS DE LOS «INDIGNADOS»

La toma de los espacios públicos

El movimiento social que exige la democracia participativa, apoyado por unas 400 personas, inicia un campamento cívico en el centro de León con la intención de abrir debates públicos en la calle hasta el día de

La acampada se inició ayer por la noche frente al edificio de Botines, en el centro de la capital.

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marco romero | león
León

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Van desprovistos de partidos políticos, pero han logrado llevar la carrera electoral a los espacios públicos. El movimiento social surgido tras el 15-M -el encuentro del pasado domingo sacó más gente a las calles de León que las manifiestaciones sindicales del último 1 de mayo- ha introducido, queriéndolo o no, un nuevo elemento en la campaña, como es la creciente distancia que se palpa entre políticos y ciudadanos. Lo que inicialmente era un pequeño grupo de anónimos que exigían «democracia real ya» a través de las redes sociales ha pasado a convertirse en un amplio y heterogéneo colectivo de personas que están tomando literalmente la calle para reivindicar, de partida, «listas abiertas, gobiernos transparentes y una reforma electoral que garantice la participación ciudadana directa».

Ayer por la noche, continuando con el «boom» de concentraciones que se están convocando en toda España, la plataforma de León, seguida en algunos momentos por unas 400 personas, inició una acampada pacífica frente al edificio de Botines, en el centro de la capital leonesa. Con el tenso antecedente de Madrid, algunos de los participantes comunicaron la utilización de espacio público a la Subdelegación del Gobierno, quien trasladó el documento a la Junta Electoral Provincial por si pudiese interferir en la campaña. Al contrario que en Madrid, la Junta Electoral de León entendió que no había motivo objetivo para impedir la concentración, por lo que la acampada tiene previsto continuar, si no se toma otra decisión, hasta el próximo domingo, día de las elecciones municipales y autonómicas.

La lluvia bloqueaba a última hora de la noche las decisiones sobre la intendencia del campamento, pero varios grupos ya se han quedado de manera simbólica a dormir en tiendas de campaña. El proceso que se abre es interesante, puesto que es la primera vez que una numerosa agrupación ciudadana que prácticamente se desconoce comienza a organizar una propuesta cuyas consecuencias son imprevisibles.

Entre ellos hay estudiantes, jubilados, desempleados, profesionales en activo, licenciados en busca del primer empleo... No hay un perfil homogéneo y cada uno tiene ideas propias, como se demostró en el primer debate espontáneo que se vivió en la calle ante decenas de personas. Es una de las iniciativas que quieren llevar con más perseverancia. En asamblea pública, decidieron que habrá un determinado grupo de personas que se dedicarán a explicar las líneas básicas de su propuesta a los ciudadanos que pregunten o decidan sumarse al movimiento. Otros tantos trasladarán sus acuerdos y propuestas a los medios de comunicación y una tercera parte se concentrará en tener a punto la intendencia, algo realmente complejo en el día de ayer.

A base de horas de empeño, el campamento quedó montado y a partir de hoy se convocará una concentración todos los días para que los ciudadanos abran grupos de debate y aporten nuevas perspectivas que luego puedan servir de ayuda en la redacción de un documento final. No lo van a tener difícil. La experiencia de ayer sirvió para comprobar que la curiosidad ciudadana es cada vez mayor. Surgieron las primeras ideas, pero ninguna definitiva. Siempre desde el anonimato de la identidad, los ciudadanos iban tomando partido y, a través del megáfono, exponían su idea de democracia ideal o con lo que cada uno entendía que debía contribuir. «Solo a través de un referéndum podríamos cambiar el sistema electoral», proclamó uno. Alguien más mayor tomó la palabra y arengó a la audiencia pidiendo «una Constitución que garantice una democracia real e igualdad». La nota simpática la puso un participante vestido de sevillana, que dijo: «Los políticos hacen con la democracia como con las sevillanas: la cojo, la como y la tiro».

Este movimiento «autoconcentrado», como lo denominan sus integrantes, recordó durante toda la concentración que se trata de una iniciativa «cívica y respetuosa», por lo que pidió a todos y todas que no ensombrezcan los fines con actuaciones indebidas. Ella tiene 22 años y es estudiante universitaria. De Ciencias. «Esto es un ejemplo de participación ciudadana», comenta a título particular para referirse a la numerosa concentración de personas que tenía en frente a eso de las nueve de la noche. «Es algo que nos interesa a todos». ¿Por qué? «Hay un cansancio generalizado de muchas cosas, por ejemplo de ese 45% de paro juvenil... Los jóvenes teníamos que hacer algo ya». Mantiene que uno de los detonantes de este movimiento social fue, sin duda, la ley «Sinde» porque «en ese momento se tomaron decisiones políticas y la gente probablemente en ese momento pedía otras cosas».

Otro de los activistas, si se puede llamar así a los miembros del nuevo movimiento social, está en busca de su primer empleo tras licenciarse. Tiene 23 años. «Conocí el movimiento por las redes sociales porque no pertenezco a ningún colectivo ni partido, pero he empezado a estar harto de esos cinco millones de parados, de que pueda haber imputados en las listas de los partidos políticos y de que el clima político actual no es el más adecuado para sacar a este país adelante».