A las ocho y media en punto

Se acabaron los mítines multitudinarios, las guerras de programas, el seguimiento al minuto de la campaña a través de las redes sociales y las puyas entre adversarios. Los catorce candidatos y candidatas a la Alcaldía de León se exponen a la suerte a partir de las nueve de la mañana de hoy, hora en la que abren los colegios electorales. Todos fueron convocados el pasado jueves por este periódico para realizar una foto de «familia» en un lugar que simboliza la superación de una barrera histórica para la ciudad de León, como es el desaparecido paso a nivel del ferrocarril en el barrio del Crucero. Acudieron once. Todos menos los cabezas de lista del PSOE y del PB, que declinaron la invitación, y el de La Falange FE, a quien fue imposible localizar pese a los reiterados intentos.

Sin excepción, llegaron a la hora punta. Es sabido que los políticos en campaña suelen ser obsequiosos con los medios de comunicación, pero más que eso es una práctica de cordialidad política. Así que, pese a los prejuicios, los enfrentamientos personales y las divergencias ideológicas, todos los que fueron se dieron la mano ante la atenta mirada de los vecinos más madrugadores del barrio, sobre todo madres con hijos camino del colegio.

El telón de fondo es uno de los murales que caracteriza la nueva perspectiva de un barrio que se abre a una interesante encrucijada urbana y social. Algo parecido a la maraña de propuestas tan dispares que llevan bajo el brazo los candidatos de la foto: desde las «oficinas rodantes» que propone el partido de los ambulantes y las minorías étnicas a la revolución del pueblo trabajador que quiere el Partido Comunista de los Pueblos de España. Su candidata, Ester Cubero, es menuda y se escurre entre el grupo para pasar desapercibida. Tanto que hay que repetir el «click» cuando Ramiro, el fotógrafo, se da cuenta de que no sale en ninguna. «Para lo único que merece la pena en esta foto...», la piropea José María Rodríguez de Francisco, candidato por el Partido Autonomista Leonés (PAL). La invita a ponerse delante. Ella accede y la foto concluye. Primero, todos frente al mural. «Decid 'cri/sis' para sonreír», se les pide. Y después, con las manos unidas. «¡Por León!». Tímidos aplausos. Pero una foto histórica para la hemeroteca.

La convocatoria se inició a principio de semana. A los primeros que se llamó fue a los cuatro candidatos a los que las encuestas le dan representación: PSOE, PP, UPL e IU. Se les pedía, además de la foto con los 14 partidos que concurren a las urnas, una fotografía específica entre ellos, solos los cuatro. El candidato socialista, Francisco Fernández, explicó personalmente que jamás procurará una imagen electoral con determinados adversarios políticos. Es una respuesta similar a la que dio en las anteriores elecciones, cuando se volvió a negar a participar en la foto de final de campaña con su ex socio de gobierno José María Rodríguez de Francisco. También se negó a participar el candidato del Partido de El Bierzo (PB), Pedro Manuel Martínez Fernández, formación política que presenta candidatura en León capital por cuestiones meramente legales. Finalmente, el candidato de La Falange FE, Jesús Prieto Olivera, que siempre ha accedido a colaborar en esta foto, no pudo ser localizado pese a los reiterados intentos de este periódico. Los demás, dijeron «sí», sin peros, a la primera. Incluso Ana Guada, a quien por error del periodista no se le confirmó la fecha ni el lugar hasta la medianoche anterior, osea, ocho horas y media antes. Sin embargo, llegó puntual y sonriente. Eso sí, la sonrisa duró hasta que percibió la ausencia del candidato socialista. Miguel Hidalgo, cabeza de lista de Civiqus, no dejó su smartphone ni un microsegundo. Lleva no sé sabe cuántas decenas de mensajes metidos en su perfil de Twitter. Sadat Maraña, candidato de UPyD, cauto y discreto, apenas habló. Félix José Pérez Echevarría, candidato del Prepal, es de los que no quita la sonrisa; será el optimismo antropológico de los leoneses. Y José Roberto López, candidado de Ecolo-Verdes, algo más acostumbrado al medio, también pasó silencioso. Tras la cordialidad política, rápida dispersión. En dos minutos, el mural quedó vacío.