Diario de León

la batalla por león | PSOE

Desolación socialista tras un descalabro en el que pierden más de 25.000 votos

Pierde el Ayuntamiento de la capital, reduce sus representantes en Diputación y Cortes y baja 75 concejales

Ibán García del Blanco, Diego Moreno, Francisco Fernández y María Rodríguez.

Ibán García del Blanco, Diego Moreno, Francisco Fernández y María Rodríguez.

León

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Descalabro en las urnas y desolación en la sede socialista. León no se libró ayer de la tendencia general que ha dado al PP una aplastante victoria en las elecciones municipales y autonómicas. Los socialistas leoneses no consiguieron ninguno de los grandes objetivos que se habían marcado. El PSOE pierde la Alcaldía de León, y no logró arrebatarle la Diputación a los populares. Tampoco en la carrera por los procuradores en Castilla y León los resultados fueron los esperados.

A nivel provincial la pérdida se traduce en una caída de más de 25.000 votos respecto a las elecciones del 2007 (con casi el 98% de los votos escrutados); y la pérdida de 75 concejales. El PSOE pasa de sumar el 39,21% de los votos a algo menos del 33%, frente a un incremento del 38,61% hasta más del 42% del PP. Son más de 27.000 votantes más de los populares que para el PSOE, cuatro años después del resultado histórico que llevó a los socialistas al Ayuntamiento de León.

En este Ayuntamiento el PSOE baja de 13 a 10 concejales, tras perder 11.500 votos respecto a hace cuatro años. También pierden un diputado, que gana el PP. En las Cortes de Castilla y León, los socialistas leoneses pierden un procurador, y se quedan con cinco.

Tanta contundencia en los resultados que el secretario general de los socialistas leoneses, Francisco Fernández, se limitó a felicitar al PP y a felicitar también a «León porque su decisión ha quedado muy clara».

Y clara quedó desde que los primeros resultados de los escrutinios comenzaron a hacerse públicos una vez que hubieron cerrado los colegios electorales. Apenas el secretario de Organización del partido, Ibán García del Blanco, y el diputado Diego Moreno, mostraban un nerviosismo inicial entre los periodistas que iban llegando a la sede a primera hora. Nerviosismo que fue transformándose enseguida en caras de preocupación, y más tarde en gestos serios, pocas palabras e idas y venidas tras las bambalinas que cerraban el paso y la vista de la sede electoral a los ajenos al partido.

Salvo alguna concejala, ninguno más de los responsables del partido apareció hasta el último momento. Fue una hora antes de lo previsto, ante la evidencia de la derrota y la contundencia del recuento. Sobre las diez y media de la noche el secretario provincial y candidato a alcalde, Francisco Fernández, compareció brevemente para reconocer la derrota. Lo hizo acompañado por sus candidatos, y apenas arropado por un puñado de incondicionales que se acercaron hasta la oficina electoral.

Porque los militantes brillaron por su ausencia en todo momento. Apenas los curiosos paseantes se paraban ante el escaparate desde el que se observaba una contenida actividad, poco más que los periodistas consultando en sus ordenadores los resultados que iban dibujando un panorama que nadie esperaba entre los socialistas leoneses.

A última hora, algún abrazo de consolación y un revelador silencio. En todo momento, cierta perplejidad ante lo incontestable de los datos, que ni siquiera dieron el respiro de sufrir altibajos a medida que avanzaba el escrutinio.

Caras de disgusto y de desilusión dieron por cerrada en la sede electoral una noche en la que incluso alguna lágrima amenazó con escapar, especialmente entre quienes a partir de hoy tienen que ir pensando ya en recoger sus cosas de los despachos que han ocupado en los últimos años.

Los dirigentes socialistas cumplieron, sin embargo, el programa previsto tras la comparecencia del secretario provincial. «Vamos a la fiesta», animó Francisco Fernández a sus escasísimos seguidores cuando terminó su valoración de los resultados. Una fiesta preparada en el Hotel Infantas de León, que transcurrió en un ambiente muy distinto al que se había previsto, y con una afluencia que arropó en muy poco a los desalentados candidatos. Desde luego, un ambiente radicalmente opuesto al que se habría deseado.

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