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Adelina Rodríguez, el domingo con gesto de incertidumbre.

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M. Félix | Ponferrada
Ponferrada

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Los dos abandonaron el PP por motivos muy distintos en su origen y los dos decidieron enfrentarse a la maquinaria popular, convencidos de que su tirón personal podría hacer mucho daño a la formación de Mariano Rajoy a pesar de que ya silbaba en todo el país el huracán de cambio que arrasó la noche del domingo.

Y ambos han salido triunfantes del envite. Las analogías a diferente escala entre el creador de Foro Asturias y ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, y el ex alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez Rodríguez, se antojan ahora ineludibles. Ismael Álvarez consiguió acabar con la mayoría de Carlos López Riesco en el Ayuntamiento de Ponferrada con más de 5.700 votos, que sin duda arañó en buena medida a un nutrido electorado de centro derecha que de otro modo hubiera otorgado al PP un triunfo sin paliativos y cuasi histórico en la capital berciana.

No son los 60.000 votos en los que el Foro de Asturias distanció al PP en el Principado, pero a Álvarez le servirán casi en la misma dosis que a Cascos para poder negociar un pacto de gobierno ventajoso o condicionar la gobernabilidad en Ponferrada, donde los populares se quedaron a un edil de la mayoría con 13.500 sufragios.

Como en el caso de Álvarez Cascos, Álvarez Rodríguez comenzó a poner en marcha realmente su nueva formación, IAP, con apenas cinco meses de antelación a los comicios. Una premura que en la mayoría de los círculos políticos se consideraba como un riesgo exagerado. Lo mismo que en el caso de Foro Asturias. Y tanto el asturiano como el de Dehesas lo confiaron casi todo a su carisma personal en sus respectivos feudos para encabezar unas listas a las que incorporaron a un buen puñado de profesionales liberales sin apenas experiencia en las lides políticas. La combinación, según destilan los resultados del 22-M, ha sido de lo más sabrosa. Aunque resultaría ventajista decir que eso era lo que iba a ocurrir cuando se presentaron sus candidaturas.

En el terreno de las analogías se da asimismo otra hipotética circunstancia paralela. La del «efecto venganza» que los triunfos de uno y otro pueden desencadenar. Cascos podría pasar factura al alcalde de Oviedo, Gabino Lorenzo, su principal antagonista en el PP asturiano, e Ismael Álvarez, puede «cobrarse» en el campo de batalla de la alcaldía los desplantes que a su juicio Carlos López Riesco y su círculo de confianza le han deparado desde que él les traspasara el bastón de mando tras su dimisión por la condena en el caso Nevenka.

Hasta el Consejo. Además, igual que a Cascos, las urnas le han regalado a mayores la llave de la gobernabilidad de la capital del Principado, a Álvarez, de manera casi inadvertida, los cinco concejales conquistados en Ponferrada le han granjeado la potestad de decidir quién será el presidente del nuevo Consejo del Bierzo, en el que el PP ha logrado 13 representantes frente a los 12 del PSOE, pero donde los árbitros serán los dos consejeros de IAP.