Los crisis obliga a la Junta a reducir en un 7% los efectivos de lucha contra incendios
Fernández destaca que los siniestros afectan cada vez más al monte bajo y dañan menos a los árboles
De los 4.400 profesionales que la Junta de Castilla y León dedicará este verano a la lucha contra los incendios forestales, 684 lo harán en la provincia de León, según los datos que facilitó ayer el delegado territorial, Eduardo Fernández, en la presentación de la campaña en la provincia. El delegado cifró en un 4% la bajada del número de efectivos, si bien el año pasado se publicaba en los medios que el total del personal dedicado de manera directa o indirecta a esta labor ascendía a 733 profesionales.
«Los recortes por la crisis económica no afectan significativamente al dispositivo», señaló Fernández en referencia a «quienes auguraban recortes importantes, de hasta el 40%» en los medios humanos y materiales, que, aseguró, «son prácticamente los mismos que en el 2010.
44 técnicos, 142 agentes ambientales, 20 celadores de medio ambiente, 76 personas atendiendo autobombas, 144 especialistas helitransportados, 187 brigadistas en cuadrillas de tierra, 41 vigilantes de incendios, 12 tripulantes de helicópteros y 8 especialistas en maquinaria pesada forman una plantilla en las que las reducciones se producen, fundamentalmente, en la baja de una cuadrilla de tierra (11 personas), dos miembros menos en las brigadas trasnportadas por aire y cuatro empleados de autobombas menos, a los que se suman otros 13 técnicos «que no ha optado por la posibilidad de realizar guardias voluntarias», indicó el delegado de la Junta.
Fernández señaló que en los últimos diez años se han reducido «ligeramente los incendios forestales con respecto al año a la década anterior», con especial significación en lo que se refiere a los daños, «que son menores, ya que se quema matorral y monte bajo. Sin embargo, la superficie arbolada se ha reducido en un 50%», en el periodo 2001-2010 con respecto al comprendido entre 1991 y 2000. El representante de la Administración autonómica en la provincia señaló que la disminución de los incendios graves, aquellos que afectan al bosque, es consecuencia de una «mayor efectividad» de los servicios de extinción.
En una provincia que registró el verano pasado tres de los cuatro grandes incendios -”aquellos que superan las 500 hectáreas devastadas-” que se produjeron en la comunidad autónoma (Barjas, Benuza y Encinedo, a los que se suma el de Villarino, en Salamanca), el 44% de los siniestros registrados en los últimos diez años son intencionados, un 40% se produjeron por negligencias y accidentes, un rayo fue el origen del 7%, mientras que se desconoce el detonante en el 8% de los casos y en un 1% se reprodujeron focos que se habían dado por extinguidos.
«Desde final del invierno hasta hoy, se han producido algunos incendios de cierta magnitud», señaló el delegado territorial. Así, en época de riesgo bajo, la Junta ha contabilizado en León 218 fuegos de los 283 de la comunidad autónoma, con daños en la provincia a un total de 2.551 hectáreas, de las que 206 son de bosque, 2.263 de matorral y 82 de pastos.
La Junta de Castilla y León concluye que el 93% de los incendios forestales «se derivan de actuaciones humanas», si bien se dan circunstancias que los favorecen, principalmente el abandono del medio rural. La disminución de la agricultura y la ganaderías dejan espacio al matorral, combustible para la extensión de las llamas. Los dos millones destinados a desbroces «suponen una importante inversión» para evitar los incendios.
Durante el 2010, la Junta realizó 140 investigaciones, frente a los 1.167 del año anterior, reclamó daños a tres responsables de siniestros y envió 15 informes a la Fiscalía.