Zapatero afronta su último gran debate en su peor momento
Rajoy ignora a Rubalcaba para ahondar en la imagen de fin de ciclo del presidente
Si algún día José Luis Rodríguez Zapatero hubiera hecho el ejercicio de pensar cuál podía ser el peor escenario para un Debate sobre el Estado de la Nación, seguramente habría llegado a dibujar un cuadro muy parecido a lo que se vivirá hoy en el Congreso. El presidente del Gobierno se plantó hace un año en la cámara baja con un discurso de abnegación, pero también con un mensaje de fe en las posibilidades de España para salir del bache. Casi 12 meses después, poco ha cambiado y algunos indicadores han ido, para más inri, a peor.
El jefe del Ejecutivo no podrá abstraerse, en ningún caso, de la enorme incertidumbre que se cierne, otra vez, sobre Grecia y el euro, y subirá a la tribuna con una antena puesta en la prima de riesgo de la deuda española, que este martes llegó a tocar los 293 puntos básicos, una cifra de vértigo.
Ni siquiera tendrá grandes logros que poner encima de la mesa, más allá de haber conseguido cumplir los objetivos de déficit para el pasado año y de haber sobrevivido al incesante acecho de los mercados. Tras un año de «esfuerzo colectivo», tendrá que volver a pedir más sacrificio y tendrá que solicitar confianza en el mismo programa, ni una coma más ni una coma menos, que ya expuso en el 2010.
«Este ha sido el año de tener que hacer reformas estructurales por una sencilla razón, porque nuestra economía las necesita para salir cuanto antes de la crisis», subrayó ayer el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso. Lo que no dijo es que continuará siéndolo porque de todas las reformas que el jefe del Ejecutivo llevó a su último debate apenas hay una terminada.
La del mercado laboral avanza a trancas y barrancas, la del sistema financiero no termina de cerrarse y la de las pensiones, que alarga la edad de jubilación hasta los 67 años, llegó ayer por fin al Senado con los únicos votos favorables del PSOE y CiU. Probablemente, ni en sus peores sueños creyó Zapatero que en su último discurso sobre el estado de la nación tendría que cargar con una losa tan pesada sobre su conciencia como la de que en España haya casi cinco millones de parados. Y tampoco que vendría de encajar el peor resultado jamás obtenido por su formación en unas elecciones autonómicas y municipales.
1397124194 Interés general. Con estos mimbres, los asesores del presidente auguran una intervención sin fuegos de artificio, cargada de sentido histórico y, como todas las protagonizadas en los últimos meses por el jefe del Ejecutivo, centrada en la idea de que si ha estado dispuesto a perderlo todo -”el poder territorial de su partido; de algún modo, el liderazgo del PSOE y, sin duda, su enorme popularidad entre el electorado de izquierdas-” ha sido porque ha antepuesto el «interés general» al personal. La misma razón por la que defenderá que debe agotar la legislatura.