Rubalcaba se centra en la candidatura
Zapatero no anunciará hasta el lunes los sustitutos para los cargos que ocupaba el vicepresidente
La inminente salida del Gobierno de Alfredo Pérez Rubalcaba ha dejado de ser un rumor en boca de todos. El vicepresidente primero decidió darle categoría de hecho cierto a menos de 24 horas de su proclamación oficial como candidato del PSOE y cuando ya en los círculos socialistas se daba por supuesto que habría que esperar a la próxima semana para corroborar las sospechas. En realidad, aún hace falta que José Luis Rodríguez Zapatero cambie la composición del que será su último gabinete, y eso sucederá el lunes o el martes, pero ayer fue el propio vicepresidente quien asumió todo el protagonismo de su partida como primer golpe de efecto de su campaña. Un hecho atípico.
Lo habitual es que las crisis de Gobierno las comunique el presidente, que es quien tiene potestad para hacer cambios, y que además lo haga a cosa hecha, es decir, una vez han sido nombrados los relevos para evitar situaciones de interinidad. Pero la bicefalia del PSOE ha alterado en esta ocasión el orden habitual de las cosas. Zapatero ya lo había dejado caer el jueves cuando dijo, durante una rueda de prensa en La Moncloa, que correspondía al propio Rubalcaba decidir cuándo dejar el Ejecutivo. La otra parte, la de cubrir su hueco con los mínimos cambios o aprovechar la ocasión para acometer reforma amplia sí será cosa suya y, si se dan por buenas sus palabras, «todo será prudente y moderado».
1397124194 Equipo de contención. La tesis más extendida es que ahora que la iniciativa política debe transferirse al candidato el presidente optará por un equipo de mera contención que le permita agotar la legislatura sin más. Eso implica otorgar al ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, las funciones de portavoz y dejar vacante la Vicepresidencia para hacer más evidente el vacío de poder que deja quien ha sido llamado a intentar sacar al PSOE del abismo.
Las quinielas sobre Interior son más variadas. Algunas apuntan a la creación de un macroministerio coordinado por el actual ministro de Justicia, Francisco Caamaño. Pero hay quien juzga extraño que esa responsabilidad recaiga en un hombre afín a la exvicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y ven más plausible que sea el secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, quien herede la cartera de Rubalcaba o que pase a Justicia, en cuyo caso, Interior quedaría en manos del director de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Velázquez. El propio Rubalcaba aclaró, en todo caso, que la incógnita se despejará «en los primeros días de la semana que viene». Él sólo quería dejar claro que mañana cuando suba al estrado para ofrecer su primer discurso oficial como candidato lo hará libre de ataduras. Eso evitará que salten chispas entre sus propuestas y la acción del Gobierno, como ha ocurrido en estas últimas semanas con sus reproches a la banca o con las ideas impositivas de los ministros de Trabajo, Valeriano Gómez, y de Fomento, José Blanco. Ideas refutadas al instante por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, quien vive con un ojo eternamente puesto en los mercados.