Diario de León

Zapatero limita el cambio a un mero ajuste al servicio electoral del PSOE

El presidente esquiva la cuestión del adelanto electoral pero ya no lo descarta

Zapatero compareció para explicar los cambios.

Zapatero compareció para explicar los cambios.

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paula de las heras | madrid
León

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Un simple ajuste, pero cargado de significado. José Luis Rodríguez Zapatero ha solventado la crisis de Gobierno forzada por la salida del nuevo candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con los mínimos cambios. Y eso es en sí mismo un mensaje. El hasta ahora vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, sumará a sus responsabilidades la de portavoz del Gobierno. Es la clave de una reforma hecha con la vista puesta en las próximas elecciones. El número dos de los socialistas, fiel lugarteniente de Zapatero durante sus 11 años de liderazgo, fue siempre el cerebro electoral de sus campañas y ha sido también el principal impulsor de la, finalmente exitosa, operación para situar a Rubalcaba como cabeza de lista para las generales. No quiso estar, esta vez, al frente del comité electoral. Pero como vocero del Ejecutivo su papel será tanto o más relevante.

Zapatero ofreció una explicación sencilla al nombramiento. No habló de dotes de comunicación, como hizo en octubre del año pasado al nombrar a Rubalcaba, sino de otros valores. «Conoce bien la acción global del Gobierno y tiene una confianza conmigo muy directa y muy trabada que facilita la tarea para ser portavoz», resumió.

Es cierto, que no lo ha hecho vicepresidente. Ese puesto queda amortizado, aunque la responsabilidad de presidir el Consejo de Ministros en ausencia del jefe del Ejecutivo corre un puesto y recaerá en la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la guardiana de la ortodoxia económica y, sobre todo, de la disciplina del déficit. «Básicamente voy a seguir haciendo lo mismo -”dijo la afectada-” pero para mí es un honor».

El caso es que su designación deja a las claras que Zapatero está dispuesto a intentar compaginar el «me cueste lo que me cueste» que ha marcado su gestión desde que en mayo del 2010 anunció el mayor recorte del gasto social de la democracia con, ahora sí, los intereses electorales de su partido. Porque Blanco es el PSOE.

En las últimas semanas, el ministro de Fomento ha demostrado que va a participar activamente en el objetivo, encarnado por Rubalcaba, de reconectar con un electorado que, a tenor de las encuestas y de los resultados del 22 de mayo, ha huido en masa. Fue, junto al ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, el primero en ofrecer un discurso con cuñas para la izquierda y el segundo en obligar a Salgado a aclarar, siempre con un ojo puesto en los mercados, que en esta legislatura no va a haber más impuestos. También fue uno de los ministros que más presionó a favor de la vuelta a los 120 kilómetros hora de límite máximo en carreteras y autovías, consciente de la impopularidad de los 110 kilómetros hora.

Zapatero sabe que la bicefalia de verdad empieza ahora y que eso le acarreará dificultades. Por eso, subrayó que es preciso «tener claros los planos».

Los socialistas admiten que de la evolución de los acontecimientos dependerá el que finalmente haya o no adelanto electoral. Ya ni el propio Zapatero lo descarta. Durante su comparecencia en la Moncloa se limitó a esquivar la cuestión con el argumento de que el momento es tan «exigente» que no puede permitirse pensar en «ninguna otra cuestión», pero la ministra de Sanidad, Leire Pajín, admitió en Telecinco que la posibilidad sí está sobre la mesa.

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