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Ene.térmica transforma la vieja central

La Ciuden abre la primera instalación del Museo Nacional de la Energía tras una inversión de 15 millones

Vista general de la nave de turbinas, donde se aprecia el panel de control al fondo y los alternador

Ponferrada

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Noventa años de historia, cuarenta de ellos de abandono. Y desde ayer, un nuevo capítulo todavía más luminoso. La vieja central térmica de la MSP ha recuperado la energía que perdió en 1971, cuando la empresa minera que la explotaba decidió cerrarla, pero transformada en otra cosa; la primera instalación del Museo Nacional de la Energía (Ene.), dedicada a explicar la importancia del carbón como combustible para generar electricidad en el Bierzo durante el siglo XX.

Quince millones de euros, el trabajo de doscientas personas y setenta empresas diferentes han servido para salvar de la ruina el complejo energético que ayer abrió al público en una jornada de puertas abiertas que se repetirá a diario hasta el mes de septiembre para que los ponferradinos, los bercianos y cualquier visitante que llegue a la ciudad en época estival conozca una parte de su historia.

Sin ningún acto institucional de por medio Ene.térmica comenzó a descubrir ayer los secretos de la restauración de la vieja central y los contenidos de la primera parte del nuevo museo nacional a partir de las 18.00 horas. Desde el antiguo muelle de descarga, donde se encuentra la locomotora Baldwin número ocho del tren minero, y los lavaderos, a las salas de calderas y de turbinas, el complejo restaurado muestra lo que pasaba en una central térmica de los años treinta. La primitiva central concluida en 1920, con su chimenea de ladrillo anexa, es ahora la cafetería y un aulario para talleres.

Faltan eso sí, los accesos y los aparcamientos. Para llegar con el coche al museo hay que bajar por un camino de tierra y aparcar, de nuevo sobre tierra, bajo el puente del Centenario. «El acceso no es un poco precario», le respondió el director general de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), José Ángel Azuara. «El acceso es muy precario», añadió, «pero el Ayuntamiento está haciendo todo lo que puede». El máximo responsable de la Ciuden, que el pasado verano estuvo a punto de ser relevado tras su enfrentamiento con el alcalde, espera que el próximo año por estas fechas «podamos decir que el aparcamiento y el acceso esté hecho», manifestó.

Azuara abrió las puertas del recinto acompañado de la directora del Ene, Esther Aparicio, a la espera de confirmar una fecha para su inauguración institucional y con la restauración de la central térmica de Compostilla I, que perteneció a Endesa (Ene.central, y la reconstrucción de un bosque carbonífero de hace 300 millones de años (Ene.bosque) pendientes, además de la urbanización del entorno, para completar los cien millones de euros que el Gobierno central invierte en un proyecto que nace con el objetivo de recibir entre 200.000 y 250.000 visitantes anuales, según las previsiones de la Ciuden al comienzo de las obras.

Ayer, sin embargo, era el día de disfrutar de la recuperada central de la MSP. «Si mi padre levantará la cabeza y viera todo esto, no lo creería», exclamaba al término de la visita Manuela García, hija de uno de los antiguos trabajadores de la térmica. «Me acuerdo de cuando mi hermano le traía la comida a mi padre y se veía el fuego y las lumbres, y hacía un calor...» continuaba, hablando de Manuel García, ya fallecido. Y el calor infernal de las calderas, apagadas desde hace cuarenta años, es lo único que ayer no podía ofrecer Ene.térmica a los visitantes.