Azuara: «Cualquier estimación de visitas se multiplicará por tres sin ninguna duda»
El director general de la Fundación Ciudad de la Energía, José Ángel Azuara, hizo ayer de maestro de ceremonias en la inauguración de Ene.térmica. En su discurso de apertura, el máximo responsable de la entidad estatal calificó el de ayer como «el día 0», el primero del resto de la vida de una central que ha visto renovada su cara y sus entrañas y ha sido convertida en parte de un museo. No obstante -"matizó Azuara-" «no es más que el primer eslabón de la cadena». «Esta es la primera parte que hemos terminado, la más cercana, la más singular y la que más relación tiene con el Bierzo. Por tanto, significa devolverle a la ciudad una cosa que siempre le ha pertenecido y que en estos últimos años había estado en un segundo plano», significó.
Así, en un contexto festivo y de celebración, José Ángel Azuara prefirió no hablar de cifras en lo que a número de visitantes se refiere, aunque sí se mostró convencido de que cualquier estimación se va a quedar corta y va a ser multiplicada «por dos o por tres sin ninguna duda».
Para conseguir concitar el mayor número de visitas, el Museo Nacional de la Energía centrará sus esfuerzos en la promoción. La publicidad de una marca de raíz berciana que se dará a conocer en el resto de la provincia, en la comunidad y en toda España. «Vamos a hacer todo lo posible para dar a conocer la instalación», adelantó el director general de la Ciuden que fue el encargado de cortar la cinta inaugural y quien acompañó a la persona que es ya el primer visitante de la historia de la Sección del Carbón del MNE. Se llama Rogelio Guerrero, tiene 96 años, es de Onamio (Molinaseca) y aunque no trabajó en la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), su vida está vinculada al sector. Trabajó durante más de dos décadas en el Coto Wagner. Allí fue ayudante de maderista y engrasador. Ahora, 35 años después de haberse jubilado ha vuelto a repasar una parte de su propia historia.
«Esto es extraordinario», resumió con parcas palabras un hombre que mientras hablaba miraba a su alrededor, incrédulo, emocionado por lo que sus ojos veían. Ayer él y todos los presentes vivieron una regresión al pasado. Aspecto en el que quiso incidir la directora del Museo Nacional de la Energía, Esther Aparicio. «Vamos a visitar una central de los años 30. Es un viaje en el tiempo, la vida de tantos hombres y mujeres que han trabajado aquí», expresó.