Reportaje | m.c.c.
Villamanín, el Belchite leonés
La capital de la Tercia fue reconstruida después de sufrir algunos de los combates más encarnizados de la Guerra Civil, en el mayor frente que tuvo la provincia de León hasta septiembre de 1937 El norte de León, al ser paso ha
Al contrario que Belchite, en Zaragoza, que Franco dejó como quedó, arrasado después de una de las grandes batallas de la Guerra Civil, para mayor gloria de su régimen -se hizo un pueblo completamente nuevo, como Riaño-, Villamanín, en la provincia de León, fue levantado de nuevo por Regiones Devastadas, un organismo creado en enero de 1938 para la reconstrucción de pueblos e infraestructuras de la denominada zona nacional.
La Tercia había sido escenario en 1937 de una de las más cruentas luchas entre las tropas republicanas, atrincheradas en el límite entre Asturias y León, y los partidarios de la sublevación, que avanzaban desde la capital leonesa. Villamanín cumplía, por tanto, la máxima para entrar en Regiones Devastadas.
Los territorios debían tener una destrucción superior al 75% y quedarían bajo la tutela del caudillo Franco. Las localidades elegidas fueron La Foz, Oviedo, Pendones y Tarna, en Asturias; Guernica y Éibar, en el País Vasco; Las Rozas de Valdearroyo, en Cantabria; Viver, Jerica, Benafer y Xilxes, en Valencia; Villanueva del Duque, en Córdoba; Alcañiz, Banariés, Banastás, Huerrios, Igriés, Lascascas, Híjar y Belchite, en Aragón; Gajanejos, Hita, Masegoso de Tajuña, en Castilla-La Mancha, y Brunete, La Hiruela, Prádena del Rincón, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, en Madrid.
En Villamanín se construyó el denominado Barrio Nuevo, que es todo el centro del pueblo en torno al Ayuntamiento, que también fue levantado por Regiones Devastadas, y el cuartel de la Guardia Civil, derribado hace dos años para convertir la parcela en un parque.
Sin embargo, son pocos los estudios hechos sobre Villamanín y la importancia de poner en valor su reconstrucción. Sólo a raíz del derribo de la sede de la Benemérita, el arquitecto Jesús Carlos Martínez, elaboró un informe para pedir su mantenimiento, que no fue tenido en cuenta, donde explicaba que Villamanín conforma «un proyecto unitario, con un trazado urbano y edificatorio que comprende tanto el caserío residencial (viviendas rurales entre medianeras con patio), como los edificios públicos (Ayuntamiento, albergue, escuelas, iglesia, cuartel de la Guardia Civil, casa del médico-¦) y espacios libres (plazas, parque infantil). Este conjunto es definitorio de la Arquitectura y Urbanismo Rural de la posguerra».
En su opinión, se trata «de una de las actuaciones más importantes del Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones por su gran envergadura» y por el alto nivel de destrucción del casco urbano anterior a la contienda. «El resultado es un modelo histórico homogéneo, digno de estudio, protección, conservación y promoción de su valor por parte del propio Ayuntamiento, de la Diputación de León y otras administraciones públicas», decía.
El modelo de Regiones Devastadas, aunque hay que diferenciar lo que se hizo en zonas urbanas y rurales, como Villamanín, dejó también la marca del ideario falangista de la arquitectura. En 1957, por considerar terminado su cometido, el organismo fue disuelto. Además de Villamanín, La Pola de Gordón se reconstruyó en parte.
El norte de León ofrece, además, una ruta muy particular por las principales trincheras del frente. También desaprovechada.