El atracador, un parado «angustiado»
El atracador del bar de Vallecas (Madrid) que durante la noche del sábado retuvo como rehenes durante cuatro horas al dueño del establecimiento y a un empleado antes de entregarse es un parado de unos cincuenta años que quería «llamar la atención» sobre su «situación de angustia personal». Así lo explicaron ayer en rueda de prensa los dos negociadores del Cuerpo Nacional de Policía que ayer mediaron en este incidente hasta conseguir que el atracador, que no tenía antecedentes penales de ningún tipo, se rindiese y dejase libres a sus rehenes. Los negociadores, que no quisieron explicar qué tácticas emplearon para convencer al atracador de que se entregase, apuntaron que sus peticiones se ciñeron a un coche de alta gama, un Porsche Cayenne con el depósito lleno, una sábana para cubrirse a la salida del bar, un chaleco antibalas, un casco y unos guantes de látex.
El atracador -”que según la policía no estaba bajo los efectos de las drogas o el alcohol pero sí admitió estar en tratamiento por depresión-” sufrió un desvanecimiento tras su detención y fue trasladado a un centro hospitalario. Los negociadores no pudieron hablar directamente con él hasta minutos antes del desenlace, y en las cuatro horas que duró el incidente se comunicaban con él a través del dueño del bar, que les hablaba desde su móvil, por lo que era difícil hacerse una idea clara de lo que estaba ocurriendo.
En ese tiempo, amenazó sobre todo al empleado del bar, al que apuntaba en el pecho y la cabeza con una pistola de fogueo, y también con un cuchillo que le colocaba en el cuello. Los dos rehenes estaban, según los negociadores, muy nerviosos. Los agentes explicaron que la policía tuvo conocimiento del suceso por la llamada que directamente se hizo desde el bar a petición del atracador.