Casi la mitadde las nuevas vocaciones son extranjeras

Seis de las catorce mujeres que aspiran a profesar votos solemnes en ocho conventos leoneses son extranjeras. Y hay más en camino, aunque hay conventos que se resisten a recurrir a las vocaciones de otros países para garantizar su continuidad. «El ambiente que vivimos no es propicio porque falta la fe», señala la abadesa de Carrizo de la Ribera.

El proceso para traer a una postulante desde otro país es bastante complejo. En el caso de las Clarisas de Astorga, las dos keniatas que han llegado hasta la fecha a su convento, han pasado primero el filtro de un sacerdote de confianza. Para fornalizar los papeles, se requiere un permiso del obispo de su diócesis y otro del obispo de Astorga.

Las monjas tienen que comprometerse a la manutención y seguridad de las extranjeras. En algunos monasterios han tenido experiencias fallidas, en un caso porque «después de mandar el dinero para el viaje no vinieron» y en otro porque tras pasar el período de adaptación no han perseverado en la vocación. Sin embargo, unas traen a otras. Gracias a uno de estos intentos fallidos llegó a las Concepcionistas de Villafranca una joven hindú que, tras pasar el período de novicia, ya es juniora.