Los centros de mayores, otra consecuencia del envejecimiento
«En mi época nos juntábamos cuarenta para jugar, y ahora ya no se ven niños por las calles de León». Esto es lo que dice Jesús Enrique Marcos, usuario del Centro de Día para personas mayores León II. Este centro de la Gerencia de Servicios Sociales, perteneciente a la Junta y que lleva más de veinte años funcionando, ha visto cómo la demanda de prestaciones ha ido aumentando en los últimos años por parte de una población cada vez más envejecida.
Jesús, de 69 años, lleva ya cuatro acudiendo a este centro por las mañanas para leer el periódico, pero ya son 13.000 los mayores inscritos que demandan prestaciones asistenciales y de tiempo libre. Amparo Grande y su marido, Aníbal Hérnandez, también asisten a diario al centro de día. «Llevamos muchos años viniendo; yo voy a clase de inglés y al taller de memoria», dice Amparo. Ella también se ha dado cuenta de cómo «en estos años, hay mucha más gente y cada vez somos más en las actividades que organiza este centro». Por su parte, Aníbal también ha notado cómo la población leonesa está cada vez más envejecida. «Yo soy de Saelices del Río, y en la escuela éramos 73 niños y niñas; ahora ya no hay escuela», dice Aníbal. Y es que «ahora ya no es como antes» afirma Jesús. «Hoy día la gente quiere tener un solo hijo y mucho más tarde de lo que lo teníamos nosotros». Además, Jesús también asegura que «cada vez somos más, y más mayores» y que «no es como en mis tiempos, cuando había muchos niños».
Asimismo, la directora del centro, Yolanda Fuente, y la trabajadora social, María Teresa Alonso, afirman que «cada vez hay más gente mayor viviendo en el centro de León». Según confirman ambas trabajadoras, «el número de socios ha aumentado notablemente en estos diez últimos años». La trabajadora social está segura de que «la provincia de León se está quedando sin población» y que «cada vez son menos los servicios básicos que se ofrecen en los pueblos». Algo que confirman las estadísticas, ya que es una de las provincias más envejecidas de toda España. «A partir del día de Los Santos, los pueblos se vacían, y la ciudad tiene todos los servicios que los mayores buscan», confirma Yolanda.
No obstante, «la gente que acude al centro en verano es menos que la que lo hace en invierno, ya que se trata de una población flotante, pero muy envejecida», explican las dos trabajadoras.
Esto significa que las necesidades de nuestros mayores no dejan de aumentar y, como reconocen las responsables de este centro, «harían falta otros dos centros como éste».