León sufre una década de despoblación
? Las cifras de población en la provincia leonesa siguen sin remontar. El envejecimiento de la población es constante y es un problema crónico que se agrava con el paso de los años. La sangría poblacional continúa, y la pérdida de habitantes en León no ha cesado en el último decenio. El crecimiento vegetativo, la diferencia entre nacimientos y muertes, ha permanecido siempre negativo en la provincia durante los diez últimos años.
Al margen de los movimientos migratorios, la situación de la provincia está encaminada al agotamiento demográfico y a una población biológicamente en decadencia. Así, la provincia registra una pérdida media anual en crecimiento vegetativo de 2.290 habitantes en la última década.
Esta tendencia ya parece imparable y los datos señalan un acusado saldo vegetativo negativo que se mantiene en el tiempo, como una enfermedad crónica.
El catedrático de Geografía Humana de la Universidad de León, Lorenzo López Trigal, destaca que, a la vista de los datos, las expectativas de que se produzca un vuelco demográfico no existen.
Tras observar la evolución demográfica en la provincia leonesa, las afirmaciones del experto son rotundas: «la pérdida ha sido progresiva, lo que implica un decrecimiento vegetativo natural; se está produciendo una pérdida de vitalidad demográfica, es decir, de fuerza para crear y recuperar población, consecuencia del envejecimiento de la misma».
El problema se agrava si tenemos en cuenta que esta sangría demográfica no se remonta sólo a la primera década del siglo. «Lo que cuarenta años atrás era un débil crecimiento natural, en los ochenta se convirtió en un estancamiento, y con el paso del tiempo en regresión demográfica», afirma López Trigal.
Y es que a pesar de que el año pasado se registraron 242 nacimientos más que en 2001, el número de defunciones casi ha conseguido doblar esta cifra, con un aumento de 470 muertes el año pasado. Eso significa que este repunte en la natalidad no es suficiente para lograr la recuperación de una población sin capacidad de regeneración.
Por eso López Trigal confirma que «estamos en el centro de mayor envejecimiento de la población. Junto con Asturias, Lugo, Zamora y otras, tenemos la población más envejecida», y explica que «en este centro se sitúa un acusado descenso de la natalidad y una tendencia alcista en las defunciones».
A pesar de que «la provincia leonesa fue la que cultivó el primer decrecimiento», tal y como señala el profesor, esta situación no siempre ha sido así. El catedrático recuerda que en 1960, León tuvo una década con la población más alta de la historia. «Había crecimiento vegetativo positivo y desarrollo económico en las ciudades», dice.
Sin embargo, la situación ha cambiado por completo, tal y como señalan las cifras. «Antes León era, junto con Valladolid, de las provincias más positivas; en la actualidad, la provincia se incorpora, junto a Zamora y a las que más decrecen, en la cola», apunta López Trigal.
Por otro lado, las posibles soluciones demográficas no son fáciles de llevar a la práctica. Entre estas iniciativas que pueden inducir a la recuperación de la población López Trigal señala soluciones por vía externa, «como la migración, o un cambio en las pautas de comportamiento». «Necesitamos una tasa de natalidad mayor y aumentar el número medio de hijos por mujer», reconoce el catedrático.