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Rubalcaba recuerda sus éxitos como ministro para impulsar su campaña

El socialista, orgulloso de sus logros en política vial y en la lucha antiterrorista

Rubalcaba, sacando el tique de aparcamiento.

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alfonso torices | madrid
León

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Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo electoral tienen claro que parten con una notable desventaja y que no tienen ni un minuto que perder hasta el 20 de noviembre. Ayer, el primer día de una larga precampaña, cuando no hacía ni 24 horas dede que José Luis Rodríguez Zapatero anunció el adelanto electoral, salieron en tromba a colocar su mensaje y a arropar a su candidato mediante actos y declaraciones radiofónicas. Hasta seis primeros espadas del PSOE salieron a la palestra en Madrid, Galicia y Euskadi mientras Rubalcaba se reunía en la capital de España con asociaciones de heridos en accidentes de tráfico y se apoyaba en sus dos grandes éxitos como ministro del Interior, la drástica reducción de las muertes en carretera y la lucha contra ETA, para impulsar su candidatura.

El PP tampoco desaprovechó la primera etapa de la carrera electoral, pero no tuvo la hiperactividad desplegada por los socialistas. Unos y otros muestran desde un inicio los principales argumentos que repetirán en campaña. Los socialistas ven a Rajoy como un candidato sin carisma, que se pone de perfil ante los problemas de los españoles, que tiene una agenda oculta llena de recortes y que no merece ser presidente del Gobierno porque usa en interés político la lucha antiterrorista y porque no apoyó a su país en los momentos más dramáticos de la crisis. Los populares insisten en que Rubalcaba es tan corresponsable de los cinco millones de parados como Zapatero, que personifica el pasado 'felipista' de desempleo y despilfarro, y que sólo con una victoria clara de Rajoy es posible el cambio y la salida de la crisis, como ya ocurriese en 1996 con José María Aznar.

Precampaña. Rubalcaba eligió para inaugurar la precampaña una puesta en escena de aroma estadounidense. Llegó a su cita con las asociaciones al volante de un pequeño utilitario y, como cualquier ciudadano, se bajó en mangas de camisa y colocó su tique de aparcamiento. El exministro mostró su orgullo por los ocho años consecutivos de descenso de muertos en carretera, de unos 4.000 a 1.700, y sentenció que «hay 10.000 personas que viven ahora gracias a lo que hemos hecho entre todos». El resto de su mensaje se centró en ETA. Dijo que cree que España recorre «los últimos pasos» hacia el final del terrorismo y que, si se mantiene la actual política, este asunto pasará a formar parte de «una historia negra, muy difícil y muy dolorosa». No obstante, advirtió de que justo porque se está ante el final es el momento de «no equivocarse» y de «no bajar la guardia».