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20-N, la última oportunidad para la carrera política de Rajoy y Rubalcaba

Los dos candidatos se enfrentan al todo o nada en la próxima cita con las urnas

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p. d. las heras / a. m. | madrid
León

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«El ganador se lo lleva todo, el perdedor se encoge ante la victoria». Seguramente, la trilladísima canción lanzada por Abba en 1980 ha acompañado a los dos candidatos a las próximas elecciones generales en multitud de ocasiones a lo largo de su vida. Pero es ahora que uno acaba de cumplir 60 años y el otro ya cuenta 56 cuando su estribillo podría cobrar un sentido especial. El 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy se enfrentan al todo o nada. Ninguno de los dos tendrá, a priori, una nueva oportunidad de aspirar a la presidencia del Gobierno o de liderar uno de los dos grandes partidos de España. Aunque, en política, todo puede pasar.

Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo se han esforzado durante las últimas semanas en combatir la idea de que su candidatura es tan sólo una solución de emergencia para frenar la hecatombe a la que parecía abocado el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero al frente. Él asegura que no presentará un programa para las elecciones sino un proyecto para cuatro años y José Blanco, pieza fundamental en el proceso que condujo a su nombramiento, insiste en que el exvicepresidente primero «ha venido para quedarse, sea en el Gobierno o en la oposición».

Pero no fue así como fue concebida su designación. Los socialistas siempre han creído que la edad era un factor que penalizaba a Rajoy frente a Zapatero. Y si ahora han recurrido a Rubalcaba es porque la excepcionalidad y la gravedad del momento lo exigía. Rubalcaba era visto por muchos (diputados, militantes y líderes de federaciones autonómicas) como la «mejor opción» y terminó siendo -˜la opción-™. Lo cierto es que sus cualidades jamás han sido testadas en las urnas. Los suyos le admiran por su brillantez, pero, como Rajoy hasta que fue señalado por José María Aznar, lo suyo han sido siempre papeles de segundo.

1397124194 Tres citas electorales. Mariano Rajoy, durante sus treinta años de actividad política, ha logrado renacer de sus cenizas dos veces: tras las derrotas electorales del 2004 y del 2008. No habrá una tercera. Si el 20-N se queda a las puertas de la Moncloa, sus críticos, ahora desterrados en el averno del partido a base de la singular concatenación de éxitos autonómicos y municipales, resucitarán para fagocitar al actual líder. Pero el contexto y todos los augurios demoscópicos vaticinan que a la tercera irá la vencida. Rajoy, que ha repetido en más de una ocasión que las elecciones más que ganarlas, siempre las pierde el rival, cuenta con un caudal de apoyos sin precedentes en la historia del partido. Rajoy lleva dos años ganando encuestas y elecciones, aunque los españoles siguen sin considerarlo un líder sólido. De hecho, en el último sondeo del CIS, apenas lograba una valoración del 3,58. Un hecho al que suele restar relevancia recordando que él fue uno de los ministros mejor valorados en los ejecutivos de José María Aznar.